La plaza de toros de Almendralejo se llenó de un público variopinto a la llamada del arte del rejoneo. Era un público diferente al de una corrida de lidia a pie, un público festivo, tal vez generoso en exceso pero que ayer disfrutó por lo que hicieron en el bello coso Pablo Hermoso de Mendoza y Víctor Ribeiro.

De la corrida, de encaste murubeño, hay que decir que se prestó al lucimiento casi en general. Desentonó el parado primero y varios tuvieron querencia a tablas, pero cumplieron los toros e incluso alguno sacó ese elegante galope que distingue a este encaste.

El gran triunfador fue Pablo Hermoso de Mendoza, que cortó un rabo al buen cuarto. Asentó su labor sobre su caballo Merlín y cuajó un tercio de banderillas espectacular, fácil al llegar y clavar tras quiebros de intensa emoción, piruetas en la cara del toro y algún adorno tal vez fuera de tono, como fueron varias tocaduras de pitón.

En su primero el protagonista fue el equino Chenel , también en el segundo tercio, brillante en algunas fases cuando dejaba llegar a un toro que tuvo muchos pies al principio y después se vino a menos. Mal el navarro con el rejón de muerte, en éste se tuvo que resignar a saludar.

Víctor Ribeiro puso el contraste del toreo a caballo portugués. Clásico en su monta y comedido en los adornos, mostró ayer lo que es santo y seña del toreo de su país: el ir de frente a los toros y hacer del quiebro algo que provoca una intensa emoción.

Los trofeos

Cortó dos orejas a su primero, que tuvo pies de salida pero que pronto se aquerenció en los adentros. El mérito fue sacarse al toro siempre a los medios y clavar en ellos. Pero donde dictó una lección fue ante el sexto, al que de salida clavó un rejón de poder a poder en extremo arriesgado. Después prodigó el quiebro con acusada limpieza jugando con las querencias de un toro de mucha clase.

Bohórquez no pasó de discreto en su labor, pues hubo en ella muchas desigualdades y muy poco ajuste. Lo mejor fueron los pares a dos manos ante el cuarto, que le permitieron cortar un trofeo que supo a poco.