Mónica y su hija de 3 años son las primeras víctimas de la violencia machista en España este 2020. El marido de Mónica, y padre de la pequeña, las asesinó a las dos durante la noche de Reyes en su domicilio de Esplugas de Llobregat. Después se autolesionó y, aunque su vida se encuentra fuera de peligro, fue ingresado en un hospital cercano, custodiado por agentes de los Mossos de Esquadra.

A las seis de la madrugada, una llamada al 112 avisó del doble crimen cometido en uno de los primeros del 47 de la calle Joan de Corrales. Agentes de la policía municipal y de los Mossos llegaron simultáneamente, pero solo pudieron confirmar las dos muertes. En el interior se encontraba también el presunto homicida, de 27 años y de nacionalidad española, que no opuso ninguna resistencia.

SECRETO DE SUMARIO / La división de investigación criminal se ha hecho cargo de un caso que se instruye bajo secreto de sumario por orden de la jueza. Según explicaron algunos de los vecinos a los policías, sobre las dos o tres de la madrugada se había desencadenado una dura pelea entre dos hombres en la calle, justo frente a la entrada principal del bloque del doble crimen. Siempre según estos testigos, uno de los implicados sería el padre homicida, que tras esta acalorada discusión a gritos e insultos habría entrado en su domicilio.

Fuentes judiciales aclararon que no pesan antecedentes por violencia machista sobre el sospechoso. Según vecinos del mismo rellano de la familia, esta pareja se instaló en el edificio hará poco más de tres años, antes de que naciera la hija. Estaban de alquiler y la comunidad tampoco sospechaba que la mujer sufriera malos tratos.

Mónica, de 28 años, se crió en Esplugues, estudió en el colegio público Isidre Martí y trabajaba en el aeropuerto de Barcelona y en la Clínica Teknon. Por eso no era infrecuente ver a su madre hacer de canguro y pasear a su nieta por la zona, sobre todo por el parque infantil de la esquina. Hacia esta abuela, «que ha perdido a su hija y a su nieta de golpe», se dirigía el pensamiento de buena parte de los vecinos.

Que todo ocurriera en plena noche de Reyes añadió dolor a un doble crimen macabro. Mientras la policía científica recogía muestras biológicas en el domicilio, desde otros pisos de la misma escalera o desde bloques adyacentes llegaba el jolgorio de niños abriendo regalos: dos realidades antagónicas imposibles de conjugar. En el exterior, la gente hacía viajes a los contenedores para tirar envoltorios de papel y, en muchos casos, al ver el despliegue policial se enteraba por primera vez de lo sucedido. Cuando la comitiva judicial ordenó el levantamiento de los cuerpos, ya casi a mediodía, sobre la acera guardaban silencio más vecinos.

Con las banderas a media asta, el consistorio decretó oficialmente tres días de duelo y convocó para hoy un pleno extraordinario. La alcaldesa, Pilar Díaz, presidió una concentración de cinco minutos de silencio. Al dirigirse a los familiares de Mónica, y condenar en voz alta su asesinato y «el de su hija», le faltó la voz. La recobró para implorar que no se dé «ni un paso atrás».