George Floyd, un hombre negro, falleció el lunes tras pasar minutos en el suelo esposado e inmovilizado por la rodilla de un agente blanco clavada sobre su cuello. «¡No puedo respirar! ¡no me matéis!», imploraba Floyd, mientras las cámaras de testigos grababan un vídeo espeluznante que se ha compartido en redes sociales. En las imágenes se ve a Floyd en el suelo, con la cara aplastada contra el asfalto por la rodilla del policía blanco, mientras otro agente de rasgos asiáticos mantiene a distancia a los testigos, llegando a decirles «no toméis drogas». Los testigos, por su parte, interpelan al policía para que retire la rodilla del cuello de Floyd, al que ven sangrando por la nariz, llorando. «¡No se está moviendo!», clama uno. «¿Lo has matado?», pregunta otro. Según la versión policial, cerca de las ocho de la tarde se recibió una llamada alertando de un caso de falsificación o uso de documentos falsos en un negocio. Cuando llegaron localizaron cerca de una tienda de comestibles en un coche al sospechoso, que supuestamente estaba «bajo la influencia» de alcohol o drogas. Cuando salió, aseguran, «ofreció resistencia física». Entonces, según el comunicado policial, «lograron esposarlo y se dieron cuenta de que parecía estar sufriendo problemas médicos» y llamaron a una ambulancia. Falleció en el hospital.