El escritor catalán Javier García Sánchez obtuvo ayer el Premio Azorín de Novela, dotado con 61.000 euros, con Dios se ha ido , una obra que puede dejar al lector "pequeñas llagas agridulces" y que indaga en el "fantasma de la soledad" que recorre la vida de un hombre.

"No es un libro, es un artefacto que te puede estallar en la mano como deben hacer las novelas: generar preguntas", explicaba García Sánchez (Barcelona, 1955) al recoger el galardón, convocado por la Diputación de Alicante y la editorial Planeta y que en esta edición ha premiado una novela que mezcla el humor, el dolor y el amor.

"He publicado muchos libros pero siempre quise escribir uno que se titulara Dios se ha ido , frase que utiliza Nietsche para advertir que la Humanidad está descarriada, ha perdido los valores y va directamente al abismo", aseguró el ganador en un encuentro con la prensa posterior a la gala, a la que asistió el vicepresidente de la Comunidad Valenciana, José Joaquín Ripoll.

Tiempos sobre los que escribió Nietsche pero que son "muy parecidos a los de ahora, en los que está dilucidándose el destino del mundo", añadió García Sánchez, autor de novelas como La mujer de ninguna parte y Falta alma y que ve la época "demencial y mediocre que vivimos".

Veinticinco años en la literatura le han valido a García Sánchez para afirmar que una novela que quiera trascender tiene que ser algo más que un libro.