PLAZA: La Maestranza. Lleno sin apreturas.

TOROS: Ganadería de Jandilla , bien presentados y de juego desigual.

TOREROS: Joselito: estocada baja (silencio); y pinchazo y estocada (pitos). Morante de la Puebla: pinchazo y media estocada (silencio); y estocada (pitos). El Cid: estocada (silencio); y dos pinchazos y estocada casi entera (aviso y palmas en la despedida).

Mala corrida, por segundo día consecutivo en La Maestranza. Aunque esta vez al menos duró poco. El consuelo fue precisamente esto último, pues lo malo, si es breve, al contrario que lo bueno, resulta siempre menos malo.

Joselito, por ejemplo, que pudo escudar su inhibición en el primero dadas las embestidas cortas y sin humillar del parado animal, en cambio en el cuarto no tuvo disculpa. El toro se desplazó y, aunque remataba los viajes con la carita por arriba, sin embargo él nunca le bajó la mano.

Aburrido y aburriendo, Joselito toreó despegado, de uno en uno y dejándose enganchar mucho el engaño. Antes igualmente en el recibo con el capote había estado a la defensiva, alargando los brazos en unos indecentes. Mal Joselito sin paliativos.

Morante, otro que tal baila. No fue fácil su primero, pero sin duda que de haber tenido en frente un torero con más ánimo aquello hubiera resultado mejor. Se vio desarmado con el capote antes de rematar la serie de verónicas en el saludo, y no se confió en absoluto en la muleta. Medios pases, despegado y al aire del toro, que en definitiva fue el que mandó.

El quinto lo dejó todavía más en evidencia, pues fue un buen toro. Por un momento pareció que lo podría cuajar, al esperarle, y llevarle muy torerado en una serie por la derecha en la que hubo ligazón y "alma". Pero hasta ahí.

El Cid tuvo un primer toro que no fue fácil, mirón, distraído e incierto, que incluso al final se puso andarín. El hombre lo toreó bien de capote al recibirlo y en un quite posterior, aunque con la muleta se afligió también.

El segundo toro de El Cid, el sexto, tampoco fue bueno, pero en esta ocasión se mostró el torero mucho más firme. La muleta adelantada y siempre muy puesta. Así surgieron los pases, la mayoría sin ligazón, de uno en uno, pero algunos francamente muy buenos.