Una discusión por unos tirantes con la bandera española acabó en diciembre del 2017 con la vida de Victorino Laínez, un zaragozano de 55 años a quien la Falange Española de las JONS reconoció como miembro. Estuvo cuatro días en coma. El día 11 de ese mes falleció en un hospital de la capital aragonesa por los golpes propinados por Rodrígo Lanza Huidrobo, que ya había estado en la cárcel por dejar tetrapléjico a un guardia urbano de Barcelona. Hoy empieza, en la Audiencia Provincial de Zaragoza, el juicio con jurado contra el agresor por el presunto asesinato de Laínez. La fiscalía pide 25 años de cárcel.

Lanza estuvo en prisión tras ser condenado en el 2008 por la Audiencia Provincial de Barcelona por dejar postrado en una silla de ruedas de por vida a un agente de la policía municipal en los incidentes ocurridos en una casa okupa de la calle de Sant Pere Més Baix (Barcelona), donde se celebraba una fiesta el 4 de febrero del 2006. El documental Ciutat morta, dirigido por Xavier Artigas y Xapo Ortega y en el que aparecía el acusado, puso en tela de juicio el proceso que lo llevó a prisión.

Tras la emisión del documental en TV-3 y la repercusión mediática del que se denominó caso 4-F, Lanza, de origen chileno y pasaporte italiano, abandonó Barcelona porque, aseguró, la Guardia Urbana lo acosaba. Se trasladó a Zaragoza, donde en el 2015 concedió una entrevista en la que explicaba que había elegido esa ciudad porque allí había encontrado «un gran grupo de apoyo». Aclaró que «nunca» había «ocultado» su participación en «movimientos okupas».

INSULTOS Y GOLPES / Años después, el 8 de diciembre del 2017, Lanza, junto con otros tres amigos, entró a las tres de la madrugada en el bar Tocadiscos de Zaragoza. En la barra se encontraba Laínez, miembro del grupo de moteros Templarios. Llevaba unos tirantes con la bandera española. Tras tomar una consumición, el procesado se acercó a él. «Facha, fascista», le gritó, según detalla la fiscalía en su escrito de acusación. Después le espetó que aquel era un barrio antifascista que no quería nazis y en el que Laínez no era bienvenido. A continuación se separó.

Al cabo de unos minutos, Lanza y sus acompañantes se dirigieron a la salida del bar. Laínez les siguió y volvieron a discutir, aunque el acusado, esta vez, sí dio la vuelta para abandonar el local. Pero no se sabe por qué motivo entró de nuevo, fue directamente hacia la víctima y la atacó por la espalda. La golpeó fuertemente en la cabeza y el hombre se desplomó. Según el ministerio público, cuando estaba en el suelo, Lanza le propinó una patada en la cara, se colocó encima de él y siguió dándole puñetazos en la cabeza. Después se marchó. El agredido fue trasladado al Hospital Clínico de Zaragoza, donde falleció el 11 de diciembre.

La fiscalía califica los hechos como asesinato con el agravante de motivos ideológicos. Lanza esgrime la legítima defensa porque, según su versión, la víctima intentó agredirle con una navaja y él solo repelió el ataque, empujándole con patadas y golpeándole en la cara porque no cesaba en su propósito. Pide la absolución o, alternativamente, que se le apliquen una serie de atenuantes. Vox ejerce la acusación.