UNA TROMBA de agua que cayó ayer con furia sobre la capital portuguesa anegó varias plazas y túneles, interrumpió durante dos horas una línea de metro y dejó cientos de casas y automóviles sumergidos en riadas. Aunque las autoridades no informaron sobre víctimas o heridos, los bomberos de Lisboa se vieron desbordados por las numerosas llamadas de socorro. EFE