Versiones contradictorias. La madre de Alba y su compañero sentimental negaron ayer en el juicio haber propinado la brutal paliza que dejó a la pequeña en coma en marzo del 2006, pero sus explicaciones no coincidieron y cada uno tiró por su lado. Se autoexculparon y no se acusaron directamente, aunque sembraron las dudas e intentaron mezclar al padre biológico de la menor. En la actualidad, la niña vive en un centro de la Generalitat y padece graves secuelas: es capaz de comprender y expresar emociones, pero no emite más que palabras sueltas, y casi siempre va en silla de ruedas.

Los implicados no han olvidado lo sucedido. Francisco Javier Pérez Espinosa, el novio de la madre, mentó los días transcurridos desde que llevaron a la pequeña a un centro hospitalario, el 4 de marzo del 2006. Como una condena dijo al tribunal: "Dos años, nueve meses y siete días". La fiscalía y la Generalitat reclaman para él y para la madre, Ana María Cano, entre 19 y 26 años de prisión por tentativa de asesinato, violencia doméstica y un delito contra la integridad moral.

La madre solo respondió a las preguntas de su abogado defensor. Con aspecto dejado y voz tenue, admitió que su hija padecía hiperactividad. Fue tajante al afirmar que nunca vio a su compañero, con quien convivía desde el 2005, maltratar a la niña, de 5 años. Y que no tenía motivos para desconfiar de él. La mujer explicó que ese día querían ir a una feria en el municipio barcelonés donde residían, y que ella y la hija de su novio esperaban en la calle a que bajaran del piso Francisco Javier y Alba. Al ver que no lo hacían, subió. Entonces vio cómo su novio salía con la niña inconsciente en brazos y diciendo: "Alba respira, Alba respira". Ana María dijo en el juzgado que aseguró que la niña se había caído de la cama porque se lo dijo su pareja.

Con un no tras otro contestó Francisco Javier a las preguntas de si pegó a Alba, si la obligó a comer sus vómitos, si la ató a una silla o si su madre lo hizo. Pero su versión de la fatídica noche fue otra. El dijo que estaba en el comedor con Ana María cuando oyó un ruido en la habitación donde se encontraban su hija biológica y Alba. Al entrar, esta estaba en el suelo. Añadió que la niña sangraba por la nariz sin motivo. Las claves serán la declaración de la hija del acusado, grabada en vídeo, y las periciales.