Se trata de la casa donde el que en España fue considerado pirata y en Inglaterra corsario --y, por si acaso, no es lo mismo-- vivió los últimos 15 años de su vida, ya retirado, gozando de las mieles de una gloria que le granjeó el mayor homenaje del que puede ser objeto un súbdito de la reina: ser nombrado caballero. Era el año de 1581 y el temible sir Francis Drake, pesadilla de la Armada española durante la guerra con Inglaterra, compró una propiedad en el suroeste del país, en el condado de Devon, donde descansó de una vida agitada y violenta que había pasado casi toda en el mar. Y que ahora está a la venta.

Hay un abismo entre la historia casi legendaria del pirata, o corsario, que puso en jaque al imperio español, y la bucólica estampa de la propiedad que una de las grandes inmobiliarias británicas (Savills) ha puesto a la venta por 2,3 millones de euros. La propiedad de Drake forma parte de los terrenos de la abadía de Buckland, un antiguo monasterio cisterciense fundado en 1278 por la condesa de Devon y disuelto tres siglos más tarde, en 1529, por orden de Enrique VIII. Consta de una casa principal y dos viviendas secundarias, además de una torre medieval y los jardines originales. En total, 64.000 metros cuadrados. La propiedad permaneció en manos de los descendientes del pirata, o del corsario, hasta 1946, cuando fue adquirida por un oficial de la marina retirado, según informó ayer The Daily Telegraph .

De hecho, quienes la visitan no suelen irse sin echar un vistazo al pequeño museo que recoge algunas posesiones que dejó en su hogar.