El drama de los inmigrantes subsaharianos en manos de las autoridades de Marruecos dio ayer un nuevo giro hacia el desastre. El atisbo de solución del sábado se desvaneció al paso de una veintena de autobuses que cruzaron el país en dirección al suroeste, hacia el Sáhara Occidental. Esposados de dos en dos y sin comida ni agua, cerca de 1.200 subsaharianos, según cifraron las ONG, viajaron todo el día hacia una zona del sur de Marruecos no determinada por su Gobierno, próxima a El Aiun y fronteriza con Mauritania.

Médicos sin Fronteras (MSF) alertó del peligro de que esas personas fueran abandonadas en el Sáhara Occidental, tras el muro que separa Marruecos de la zona del desierto que controla el Frente Polisario, un territorio minado al que no pueden acceder las ONG ni los informadores. "Los convoyes que tenemos controlados se dirigen a la zona minada del desierto", confirmó Carlos Ugarte, portavoz de MSF.

Los desplazados proceden de Ghana, Guinea-Bissau, Guinea-Konakri, Camerún, Nigeria, Liberia y Costa de Marfil, países de los que Marruecos esperaban "una reacción de sus embajadas", similar a la conseguida con Mali y Senegal, que aceptaron acerse cargo de sus compatriotas.

MARRUECOS LO NIEGA Sin embargo, el primer consejero de la embajada de Guinea Conakry en Marruecos, Abubakar Sillah, afirmó: "Eso es absolutamente falso. El acuerdo ya existe". Sillah explicó que el sábado se reunieron en Rabat siete embajadores de los países de origen de los inmigrantes con el director marroquí de Asuntos Consulares y se acordó que cada legación iría a Buarfa (sureste) para repatriar a sus ciudadanos.

Sillah se desplazó desde Rabat para llevarse a un grupo de 69 súbditos de su país, pero cuando llegó, a las 5.40 horas de ayer,

"habían desaparecido", relató. Rabat sólo aceptó trasladar a Ujda a los inmigrantes procedentes de Mali y Senegal, para que hoy regresen en avión.

Hacia las ocho de la tarde de ayer, la policía marroquí intentaba sin éxito que la prensa no se acercara a cuatro autobuses atestados de inmigrantes esposados que gritaban desde las ventanillas en todos los idiomas: "No nos han dado comida. No nos dicen a dónde vamos. Ayudadnos". Poco después, se repetía la escena en una gasolinera de Buarfa en la que otros tres autobuses cargaban combustible. "Seguidnos, por favor. Si no, nos van a matar", gritaban con desesperación los ocupantes.

Miembros de varias ONG y periodistas lanzaban al interior del vehículo botellas de agua que eran consumidas en cuestión de segundos. "Nos han traído desde Nador y en vez de dejarnos en Ujda hemos seguido hasta aquí, ¿por qué? Me han robado mis 350 dírhams (unos 33 euros), y mi móvil, ¿por qué?", se desgañitaba otro de los deportados.

En medio de la confusión, varias ONG, entre ellas SOS Racismo y la AFVIC (Asociación de Amigos y Familiares de Víctimas de la Inmigración Clandestina), lograron localizar algunos de los convoyes y seguirlos. Según estas fuentes, dos autobuses con 70 personas, entre ellas 10 niños y nueve mujeres embarazadas, estaban anoche en Tan Tan, muy cerca del Sáhara Occidental.

OTROS DESTINOS Otros convoyes seguían ruta a la altura de Agadir y Uarzazate. SOS Racismo reiteró que "otro millar" deambulaban perdidos por el desierto del Sáhara, cerca de Argelia. El portavoz del gobierno marroquí, Nabil Benabdelá, negó que ningún subsahariano fuese siendo trasladados al sur.

Los miembros de la comisión de la UE que el sábado llegaron a Ceuta recorrieron ayer el paso fronterizo del Tarajal y luego visitaron los ocho kilómetros del perímetro fronterizo terrestre, entre ellos el lugar del vallado por donde el pasado 29 de septiembre se produjo el asalto de más de 500 inmigrantes.