A Claudia María Patiño se le rompe la voz cuando se le mencionan las palabras de José María Aznar en las que se mostró contrario a imponer límites de velocidad y alcohol en las carreteras con el argumento de que estas son cuestiones que competen al conductor. "Desde que tomas la primera copa sabes que no puedes beber más, eres un peligro para cualquiera", asegura Claudia, destrozada por el dolor.

La mujer no puede ocultar su indignación por las circunstancias en las que la noche del viernes fallecieron su hijo Alejandro, de apenas 17 años, y su novia, Rommy, embarazada de ocho meses, cuando viajaban en un ciclomotor. La familia exige justicia y que la causante del accidente, que triplicaba la tasa de alcohol, "no pueda volver a salir a la calle".

Claudia ha tenido que enviar a su otro hijo, de 12 años, a casa de unos amigos "para que no vea ninguna información sobre su hermanito, porque está traumatizado". La conmoción todavía perdura en el matrimonio, que hace siete años emigró de Colombia y se instaló en Jaén. "Me han quitado a mis niños", solloza. Desde hace un año, y mientras sus padres se instalaban en Málaga, Rommy --estudiante de peluquería y oriunda de Colombia-- se quedó a vivir con la familia de su novio: "Era una hija para nosotros".

"Me destrozó la vida" , dice en referencia a la joven de 30 años que provocó el accidente, que al parecer estaba en tratamiento psiquiátrico desde hace un año por la muerte de su pareja. "Ha matado a tres niñitos que empezaban a vivir y eso tiene que pagarlo".