Se define Javier Solana como "un hijo del siglo de las luces". Es decir, confía plenamente en "la razón, la tolerancia y los buenos valores del ser humano". El que fuera ministro de Cultura y Exteriores, secretario general de la OTAN y jefe de la diplomacia europea, prefiere alimentar su espíritu con las 1.738 páginas de los Ensayos de Montaigne --la obra cumbre del pensamiento humanista francés del siglo XVI-- que con la Biblia.

Sin embargo, el antiguo Míster Pesc estudió en el Colegio de Nuestra Señora del Pilar, una institución centenaria regentada por los hermanos marianistas, en cuyas aulas se formaron más tarde José María Aznar y Alfredo Pérez Rubalcaba. Pese a que su memoria sobrecoge, no recuerda muy bien sus calificaciones en religión ("debían de ser unas notas razonables, porque no era mal estudiante"). Luego la vida le llevó por el sendero de la ciencia --es catedrático de Física del Estado Sólido-- y del socialismo. Y más tarde, como pacificador, recorrió 4 millones de kilómetros sin pisar el Vaticano."De ser algo, que no soy, sería más bien panteísta". O sea, creería que el mundo y Dios son la misma cosa".