La religiosa María Jesús Avila, junto con otra joven, ambas pertenecientes al grupo Solidaridad con el Sur , de la localidad pacense de Cabeza de la Vaca, partieron ayer hacia la localidad mozambiqueña de Nampula, a 2.000 kilómetros al norte de la capital, Maputo.

El objetivo de la misión que las dos voluntarias han emprendido y que les llevará a estar en Africa durante un mes, es llevar medicamentos a esta población para combatir el paludismo, enfermedad muy extendida en la zona ya que en este país un porcentaje muy alto de niños menores de cinco años mueren víctimas de esta enfermedad.

La idea, como nos cuenta María Jesús, surgió de un grupo de jóvenes de Cabeza la Vaca. Estos jóvenes, dice, ya han participado en otras campañas como Pobreza cero ,Sin Duda Sin Deuda o campañas de Comercio Justo. "Estaban haciendo cosas a nivel local pero querían hacer algo de mayor envergadura", explica la religiosa.

Así contactaron con una misionera extremeña que lleva allí 33 años a la que le preguntaron cuál era la necesidad más urgente en Mozambique y ésta les habló del paludismo (malaria), que se está cobrando muchas vidas porque, aunque allí tienen medicamentos, el paludismo se ha hecho resistente a estas medicinas y necesitan otras más eficaces, manifiesta María Jesús Avila.

"Nos hablaron de una medicina nueva que no existe allí pero sí en España. Lo que necesitaban sobre todo eran estas medicinas para combatir el paludismo ya que una caja de doce comprimidos de esta medicina, en Mozambique cuesta 60 euros". Pero no sólo van a llevar medicamentos sino que también el dinero recaudado (unos 15.000 euros) ha servido para comprar alimentos para la población mozambiqueña.

Desde Cabeza la Vaca se fue implicando en este proyecto a las Cáritas parroquiales de los pueblos de alrededor, que también han aportado su apoyo económico. Al final, han contribuido las poblaciones de Bienvenida, Bodonal de la Sierra, Cabeza la Vaca, Calera de León, Fuente de Cantos, Higuera la Real, Higuera de Llerena, Montemolín, Segura de León y Usagre.

"Vamos a ir a un hogar de niños de la calle, que es donde están las religiosas, entre ellas la extremeña que lleva allí 33 años. Estas religiosas atienden a más de 100 personas diariamente, los niños viven allí con ellas pero también atienden a gente que se acerca allí para pedir ayuda relacionada con temas de salud o alimentación".

A María Jesús lo que más le ha impresionado ha sido la respuesta de la gente. "Es lo que yo llamo el milagro de la solidaridad, pero lo que realmente queremos es que se produzca el milagro de la justicia, que todo el mundo tenga derecho a vivir con dignidad y que la riqueza este mejor distribuida en el mundo", concluye.