La infección por el bacilo de Koch, que causa la tuberculosis, permanece en estado de latencia y sin causar enfermedad durante 8 o 10 años, hasta que el tejido pulmonar inicia una degeneración --necrosis-- que concluye con la destructiva licuación que da lugar a las diminutas lesiones que definen la enfermedad. Hasta ahora, se desconocía por qué se produce ese paso patológico y cómo tratarlo, dos cuestiones a las que ha dado respuesta un equipo de investigadores del Instituto de Recerca del Hospital Germans Trias i Pujol, Can Ruti, de Badalona. La tuberculosis se inicia cuando el tejido donde se aloja la bacteria infecciosa sufre una inflamación que rompe los moldes donde se recluía, han descubierto los científicos de Can Ruti, y esa progresión se detiene con una terapia antiinflamatoria: con la sustancia ibuprofeno, por ejemplo. Queda por descubrir por qué se inicia el citado proceso inflamatorio.

El descubrimiento, que ha publicado la revista científica Journal of Infectious Deseases , de EEUU, se experimentó con 70 ratones llamados C3hHeB/FeJ a los que se hizo enfermar de tuberculosis en su forma más grave. El 50% de ellos sobrevivió o se curó tras recibir ibuprofeno durante una semana. Aunque lo preceptivo sería ensayar con personas enfermas, antes de confirmar su validez, los autores del estudio consideran que la terapia antiinflamatoria puede tener una aplicación inmediata en los pacientes tuberculosos graves, reactivos a los tratamientos actuales.

EVITAR LA EXTIRPACION "El ibuprofeno es un medicamento experimentado, seguro y de eficacia comprobada, y considero que en algunos casos ya se podría incorporar a los tratamientos antituberculosos convencionales --afirma el doctor Pere Joan Cardona, coordinador del equipo investigador de Can Ruti--. Los enfermos que son multirresistentes a los antibióticos que tratan la tuberculosis, esos a los que se extirpan porciones del pulmón para salvarles la vida, se pueden beneficiar ya del ibuprofeno sin correr riesgos".

La actual terapia antituberculosa sigue siendo lenta y de difícil cumplimiento. Consta de cuatro antibióticos, muy tóxicos pero eficaces, que deben tomarse durante un mínimo de seis meses. Los fallos o la dejadez en la toma diaria de esas cuatro pastillas dan lugar a resistencias del bacilo ante los fármacos indicados, que dejan de ser eficaces y dan lugar a gravísimas recaídas. El momento en que sería adecuado incorporar el ibuprofeno, o cualquier otro antiinflamatorio, en la terapia antituberculosa debe decidirse de forma personalizada, apunta Cardona. "Hemos querido publicar nuestro hallazgo pronto, porque permite una aplicación inmediata y barata", insiste, advirtiendo de que sus investigaciones prosiguen.

Más de dos millones de personas en el mundo, consideradas sanas, han estado en contacto con el bacilo de la tuberculosis, indican las estadísticas de la OMS. Otros ocho sufren la infección anualmente, en especial en Africa y Asia, y se calcula que dos millones de ellas fallecen por esta causa cada año. Las organizaciones de ayuda sitúan desde hace años la lucha contra la tuberculosis entre sus prioridades, con relativo éxito.