Mercedes, barcelonesa de 32 años que perdió los dos ovarios hace 12, trajo al mundo a Lucas hace nueve meses gracias a una conjunción de acciones médicas sin precedentes, con resultados afortunados, que han permitido promover por primera vez en España el complicado proceso que da lugar a un embarazo sin apenas disponer de su principal materia prima: el ovocito del que surge el embrión.

El proceso de Mercedes, realizado en el Hospital de Sant Joan de Déu, de Esplugues (Barcelona), se inició en el año 2000, cuando dos tumores abdominales benignos le aplastaron e inutilizaron ambos ovarios, y hubo que extirparlos. De uno de ellos, no obstante, fue posible recortar una porción, que el ginecólogo de Mercedes, Justo Callejo, propuso crioconservar, por si pasados los años llegaba la ocasión de dar utilidad a tan valioso material biológico.

Aquel trocito de ovario contenía decenas de ovocitos que mantenían su vitalidad intacta. Transcurridos 10 años, el puñado de óvulos, aún congelados, conservaban todo su potencial. En el 2011, Mercedes volvió ante el doctor Calleja y le preguntó si era posible restablecer su actividad hormonal, y con ella su fertilidad, utilizando el tejido que seguía en las neveras del Banc de Sang. "Mercedes se había casado, quería ser madre y nos propuso intentarlo", relata Calleja. "Disponíamos más o menos del 25% de un ovario", explica.

Los médicos le abrieron dos hendiduras, como dos ojales, una a cada lado del útero, en la misma posición en que se habrían situado los ovarios, y depositaron en aquellas bolsas dos trocitos del tejido ovárico de Mercedes. "Para incentivar su implantación y promover el riego sanguíneo de la matriz, elaboramos factores de crecimiento con sangre de la propia mujer, y se los inyectamos --prosigue Calleja--. Este detalle, intentado por primera vez en el mundo, funcionó de maravilla". El tejido ovárico empezó a funcionar como si fuera un ovario completo.

SEGUNDA VIDA FERTIL En noviembre del 2011, Mercedes reinició un ciclo hormonal, recuperó la consistencia de las mamas y tuvo la primera menstruación espontánea de su segunda vida fértil. Entonces, los médicos extrajeron uno de los óvulos de producción mensual, lo fecundaron en probeta con espermatozoides del marido de Mercedes y generaron un embrión. Se lo implantaron en la matriz y cruzaron los dedos. En diciembre del 2011, se inició el embarazo que trajo al mundo a Lucas.

"Desde entonces, sigue siendo fértil. Si quisiera, podría tener otro hijo", explica Calleja. Dado que no ha recibido un trasplante de ovarios ajenos --posible desde el 2004-- el niño ha heredado la carga genética de sus padres y la mujer evita tomar fármacos inmunosupresores antirrechazo. "Su cuerpo funciona como si conservara los dos ovarios y, en buena parte, creemos que es gracias a aquel factor de crecimiento sanguíneo inicial", concluye Calleja. La experiencia de Mercedes, destacan los médicos del Sant Joan de Déu, permite mantener la esperanza sobre una posible maternidad a las mujeres que a consecuencia de un cáncer pierden los ovarios o han de recibir sesiones de quimioterapia oncológica, que suprimen la fertilidad. Conservando una porción de tejido ovárico, consideran los médicos, es posible imitar el proceso que siguió Mercedes.