José María Eiros Bouza (Mondoñedo, Lugo, 26 de marzo de 1959) está viviendo la pandemia del coronavirus desde un triple ángulo: como microbiólogo, como sanitario y como paciente, sin olvidar su breve experiencia como diputado. José María Eiros Bouza, es doctor en Medicina, catedrático de Microbiología, jefe de Microbiología del hospital Río Hortega de Valladolid y director del Centro Nacional de la Gripe en esa misma ciudad, que será reformado para convertirlo en uno de los tres centros de referencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la monitorización del covid-19 en España. Fue diputado del PP por Valladolid en 2016.

-¿Cómo se encuentra tras haber estado ingresado con covid-19?

-El hecho de haber estado enfermo y razonablemente lúcido, aunque ingresado en un hospital, te permite tomar conciencia, como decían los menciñeiros de Cunqueiro y don Domingo García Sabell, de que el hombre es una doble realidad: por una parte, somos muy contingentes en lo biológico, muy frágiles, pero tenemos, gracias a Dios, raciocinio. Lo que los clásicos llaman el alma y otros llaman la psique. Es positivo tomar conciencia de que eres un ser humano frágil pero que hay algo dentro de ti que no cede a esa fragilidad.

-En el hospital también tuvo tiempo de reflexionar por lo que había ocurrido semanas antes. El 5 de febrero dijo que «en España teníamos que estar más preocupados por la gripe que por el coronavirus». ¿Por qué los científicos españoles no dieron la voz de alarma sabiendo lo que estaba pasando en Italia? ¿Fue mayor el miedo a ser acusados de alarmistas?

-No lo creo. Hay otras declaraciones mías en las que dije que teníamos que ser humildes, pedir perdón y tratar de reparar.

-Sí, las he leído.

-Lo que siempre he dicho es que no supimos anticiparnos a la dimensión que ha tenido la pandemia de coronavirus. Desde enero leía los correos de la OMS, en los que el Centro de Control de Enfermedades de China notificaba unas decenas de fallecidos por una neumonía que ellos catalogaban como nueva e inusualmente grave. El centro homónimo de la OMS en aquel país enseguida comunicó a todos los centros del mundo lo que iba ocurriendo, y eso fue la víspera de Reyes, el 5 de enero. En pocos días las autoridades chinas publicaron la secuencia genética del nuevo coronavirus SARS-CoV-2. Por cierto, es uno de los virus ARN de mayor tamaño que hemos conocido jamás.

-¿Ah, sí?

-Son casi 30.000 pares de bases, es un tamaño inusualmente elevado para un virus ARN. En ese momento entendimos que, aun siendo un tema que emergía en China, podía extenderse. Lo que no valoramos hasta el 12 de marzo, cuando apareció en el New England Journal of Medicine la primera serie de pacientes, fue la gravedad que confería a segmentos no ya mayores, sino también de la edad media de la vida. Yo ahí tomé una conciencia más clara de lo que podíamos estar atendiendo. Si no recuerdo mal, la pandemia se declaró el 11 de marzo...

-Algunos médicos han dicho que los médicos centinelas de la gripe, que monitorizan los virus gripales en atención primaria, habrían tenido un papel fundamental en febrero y marzo para la detección temprana de transmisión comunitaria. ¿Se puede retomar esta idea cara al otoño?

-Se está replanteando. Nuestro sistema sanitario, y también el europeo ha planteado tres tipos de estudios muy interesantes, y uno de ellos coincide con lo que usted señala, que los médicos centinela, cuando empiecen a asistir en otoño cuadros de infección respiratoria, son unos observadores excelentes para detectar la circulación de virus potencialmente implicados en los pacientes que demanden asistencia clínica por este motivo. Para eso es fundamental que desde nuestros servicios de Microbiología les otorguemos capacidad diagnóstica para diferenciar la causa de los cuadros.

-El virólogo Raúl Ortiz de Lejarazu ha dicho que la inspección visual es absurda y que 3 de cada 10 infectados, como mínimo, pasarán el control aeroportuario. ¿Qué se puede hacer para mejorar el control? ¿Hacer la prueba PCR a 10 o más muestras conjuntamente, como hacen en China, puede ser una buena solución para ahorrar tiempo?

-Tiempo y dinero… El profesor Ortiz de Lejarazu fue mi maestro. Raúl tiene ideas muy acertadas y mucha experiencia en virus respiratorios. Lo que propugna es la utilización de métodos que se anticipen a la circulación de los virus en algunos entornos, que están muy de moda. Estudiar la vía respiratoria y digestiva permite, por un sistema individual o de lotes, anticiparse a la existencia de casos. Los lotes se han utilizado, como el empleo de muestras no intrusivas, como pueden ser las aguas residuales, o de la saliva, que nosotros trabajamos juntos y con otros colaboradores para documentar la presencia de anticuerpos frente al VIH.