La Academia Sueca de las Ciencias premió ayer con el Nobel de Química a tres científicos que desvelaron un proceso clave en el proceso de la vida, el mapa del ribosoma, la fábrica de proteínas de las células y que constituye la base para el desarrollo de muchos antibióticos.

Los estadounidenses Venkatraman Ramakrishnan y Thomas A. Steitz y la israelí Ada E. Yonath fueron distinguidos en Estocolmo, según el jurado, "por sus estudios de la estructura y función del ribosoma", complejo supramolecular que sintetiza proteínas con la información genética que le llega del ADN, es decir, la transforma en vida.

Los tres galardonados usaron un método llamado cristalografía de rayos X para trazar un mapa con la posición de cada uno de los cientos de miles de átomos que conforman el ribosoma.

En toda célula de un organismo hay moléculas de ADN que contienen las huellas personales de cada ser vivo pero son pasivas y sólo se convierten en materia viva gracias a los ribosomas, que leen la información que les llega en el ARN mensajero.

Muchos antibióticos de hoy en día curan enfermedades al matar las bacterias bloqueando las funciones de sus ribosomas. Los modelos diseñados por Ramakrishnan, Steitz y Yonath para mostrar cómo los antibióticos se relacionan con los ribosomas son usados por los científicos para desarrollar a su vez nuevos antibióticos contra las bacterias multiresistentes. Este Nobel de Química es en realidad el tercero de una serie de premios que reconocen la aplicación a nivel atómico de las teorías de Darwin sobre la evolución de las especies.