El obispo de Viseu (Portugal), Ilídio Leandro, se desmarcó ayer de la condena del papa Benedicto XVI al uso del preservativo y aseguró que "no es solo aconsejable, sino éticamente obligatorio, para las personas con sida que mantienen relaciones sexuales". En su mensaje de Cuaresma, que ha abierto el debate sobre el tema en el seno de la Iglesia portuguesa, el prelado defiende que el que tiene una vida sexual activa tiene también "la obligación moral de prevenirse y no causar la enfermedad a otra persona".

El obispo de las Fuerzas Armadas, Januário Torgal Ferreira, le apoyó. "Prohibir el preservativo es consentir la muerte de muchas personas", afirmó rotundamente, al tiempo que opinó que los que aconsejan al Pontífice "deberían ser más cultos". Más moderado, el de Oporto consideró que "la gran solución" para el problema del sida "es de comportamiento", pero el preservativo podría tener cabida en algunos casos. No obstante, los obispos portugueses justificaron las palabras de Joseph Ratzinger.

SIN RECRIMINACION En España, la postura de la jerarquía católica contra el aborto, ante la reforma de la ley también fue objeto de críticas por parte del obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte. El prelado donostiarra defendió la condena "neta y firme" de la Iglesia contra la interrupción voluntaria del embarazo, pero matizó que otra cosa es cómo lo expresa y los medios que utiliza. "La Iglesia debe ser clara y propositiva, y no impositiva. No debe dar la impresión de estar recriminando a la sociedad, sino proponiéndole qué debe hacer, en un acto dialogante y razonado", defendió Uriarte.