Los obispos depositaron ayer de nuevo su confianza en el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, de 74 años, para que ostente durante otro trienio la dirección del episcopado español. Y no solo le ratificaron en el puesto que ya ha desempeñado durante nueve años (en los periodos 1999-2005 y 2008-2011), sino que le cortaron un comité ejecutivo hecho más a su medida. En ese órgano, donde se toman acuerdos de forma colegiada, no figurará el único cardenal, junto a Rouco, con mando en una diócesis española, el arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, que no fue designado vicepresidente.

El éxito de Rouco, que va camino de perpetuarse en el cargo más allá que Vicente Enrique y Tarancón, el cardenal de la transición que permaneció 10 años él, era previsible a tenor de la composición de la asamblea plenaria, cada vez más escorada hacia posiciones conservadoras, en la que se deja sentir la influencia del purpurado gallego en la política de nombramientos. Que Rouco esté apunto de cumplir 75 años y se halle a las puertas de tener que presentar su renuncia al Papa como arzobispo de Madrid tampoco parece haber hecho mella en el ánimo de los electores que, reeligiendo al frente de la CEE, le han prolongado de forma tácita su mandato como obispo de la capital española hasta el 2014.

PRIMERA VOTACION Rouco obtuvo 39 votos en la primera votación, uno más de los que precisaba (la mitad más uno) para lograr su objetivo, mientras que el hasta ahora vicepresidente de la CEE, Ricardo Blázquez, al que Rouco le arrebató la silla presidencial en el 2008, quedó en segunda posición con 28.

Ungido Rouco como número uno, los obispos se aplicaron en la selección del vicepresidente. 51 sufragios fueron a parar a Blázquez y 17 a Sistach. Los prelados sabían que una derrota dejaría a Sistach fuera del ejecutivo, en el que ya había consumido dos mandatos de tres años como vocal, el máximo que permiten de los estatutos de la CEE. Por la tarde le concedieron un premio de consolación: la presidencia de la comisión encargada de las cuestiones litúrgicas.

El apoyo a Blázquez, de 68 años, tenido por moderado, puede interpretarse como un intento de los prelados que por distintas razones no comulgan con las directrices de Rouco Varela de mantenerle en una posición de ventaja para dar el salto a la presidencia en el 2014.

La composición del ejecutivo aumenta todavía más el poder que concentra el arzobispo de Madrid en sus manos. Como era de esperar, los arzobispos de Sevilla y castrense, Juan José Asenjo y Juan del Río, fueron ratificados en el cargo, mientras que el arzobispo de Toledo, Francisco Pérez, y el de Santiago, Julián Barrio, acceden a él por primera vez. Asenjo y Pérez hacen buenas migas con Rouco. También Barrio, aunque se mantenga a mayor distancia. En el ejecutivo, además del presidente y el vicepresidente, también figura el secretario general, Juan Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid y ojito derecho del purpurado gallego. En el ejecutivo salido de las elecciones del 2008, Rouco tenía dos piedras en el zapato: Sistach y Carlos Amigo.