"¿Por qué China y no Senegal?". El criterio que aplica el Gobierno para decidir en qué países se desarrollan los proyectos de reducción de emisiones no acaba de convencer a las entidades que trabajan con los países más pobres. Oenegés y fundaciones dedicadas a las energías renovables consideran que las subvenciones deberían de estar guiadas también por criterios de solidaridad internacional y ayudar a países que no tienen recursos propios --o empresas suficientemente capacitadas-- para poner en marcha, por ejemplo, un parque eólico o una planta solar.

El propio Gobierno no tiene reparo en admitir que los países asiáticos, especialmente China y la India, son los más beneficiados en la adjudicación de proyectos. Les siguen algunos países de América Latina, entre los que destaca Perú, con varias centrales hidroeléctricas. Algunas de las voces críticas creen que detrás de las decisiones del Gobierno se encuentran intereses particulares de algunas empresas privadas, que prefieren invertir en regiones de economía emergente. "¿Por qué no se construyen parques fotovoltaicos en el Magreb?", cuestionan.