La amenaza bajo la que vive el derecho al aborto en Estados Unidos, legal en todo el país pero cada vez más inaccesible para muchas mujeres, se hizo evidente ayer en el estado de Misuri, que podría convertirse a partir del sábado en el primer estado del país sin ninguna clínica donde acceder a una interrupción del embarazo legal y seguro.

El Departamento de Salud estatal informó a Planned Parenthood, la organización que gestiona la única de las clínicas donde 1,1 millones de mujeres en edad fértil en el estado pueden optar al aborto, de que no le renovará la licencia anual para dar servicios abortivos. El grupo anunció una demanda inmediata y se han convocado protestas mañana.

En el estado de Misuri, donde en el 2008 había cinco clínicas que han tenido que ir cerrando por no poder cumplir condiciones administrativas y restricciones impuestas por el estado, solo queda abierta la de Planned Parenthood. En la actualidad, otros cinco estados solo tienen una clínica.

La organización había accedido a varias exigencias de Salud, pero pierde la licencia al haberse negado a otras, como la de hacer un examen pélvico a las que van a practicar su aborto con pastillas, y tampoco accedió a garantizar entrevistas de las autoridades con cinco médicos que operan en su centro pero no trabajan para la organización y a los que se quiere interrogar sobre supuestas «prácticas deficientes», señalaron ayer.