La ofensiva de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de presión al PP para que acepte la dación en pago se inició ayer por todo lo alto. Los activistas se presentaron en la entrada del Hotel Ritz de Madrid donde se encontraba toda la plana mayor del partido y del Gobierno con su presidente, Mariano Rajoy, a la cabeza. Este optó por abandonar el lugar por la puerta de atrás esquivando así a los 50 manifestantes que cantaban a coro "ladrones, ladrones, ladrones", aunque otros dirigentes no pudieron eludir la catarata de reproches. Fue el primer ensayo del escrache, el hostigamiento de los diputados del partido conservador, pero vendrán más.

Antes de empezar el desayuno, en el que Rajoy debía dar paso a una conferencia de la número dos de su partido, Dolores de Cospedal, se habían congregado muy pocos activistas frente al hotel Quizá por ello el presidente no dudó en entrar por la puerta principal del hotel madrileño, donde pudo oír cómo uno de quienes protestaban le gritaba: "No son desahucios, son asesinatos, señor Rajoy".

Avisados sobre la que se preparaba para la salida, Rajoy, Cospedal y la vicepresidenta escaparon por la puerta falsa. El ambiente no era realmente muy recomendable. Amén de los gritos generales y eslóganes como Sí se puede o La dación en pago no se negocia , los manifestantes, muy crispados, increparon con saña a quienes salían. "¡Ladrón! Duermes a gusto, ¿eh? ¡Sinvergüenza!", le espetaron, por ejemplo, a un hombre trajeado sin identificar. La incomodidad de los dirigentes empresariales y conservadores era patente.