Ya ha sido bautizado como el robo del siglo en Francia. Unos ladrones atracaron el pasado jueves la joyería de lujo Harry Winston, situada en pleno triángulo de oro de París, llevándose 85 millones de euros en joyas, el mayor botín amasado hasta ahora en el país vecino. La sofisticación y la violencia del golpe llevan el sello de una banda de orígen serbio apodada las panteras rosas.

Los cuatro atracadores, dos de ellos disfrazados de mujer, superaron sin problemas los filtros de seguridad del establecimiento. Una vez dentro, desenfundaron sus armas y, demostrando que conocían todos los mecanismos, escondites secretos e incluso los nombres de algunos empleados, se hicieron con las joyas en cuestión de minutos. Las 15 personas que se encontraban en la tienda apenas tuvieron tiempo de respirar. Cuando llegó la policía, se habían evaporado.

Un trabajo de "profesionales", según reconoce la policía, a imagen de las impecables operaciones perpetradas por esta banda, que se ha convertido en la pesadilla de la Interpol. Especializados en robar joyas, armados hasta los dientes, violentos sin escrúpulos, políglotas, camaleónicos, escurridizos como anguilas y sigilosos como felinos. Así definen los especialistas a estos ladrones de alto standing que convierten al audaz ladrón encarnado por David Niven en La pantera rosa en simple aficionado. Aquejada del síndrome del inspector Clouseau, el patoso comisario interpretado por Peter Sellers, pero sin perder su británico sentido del humor, Scotland Yard les sacó el nombre de panteras rosas.

ORGANIZACION No sería la primera vez que eligen esta reputada joyería. Hace un año, se llevaron 10 millones de euros en objetos preciosos con la misma pericia empleada en el atraco de otras diez joyerías francesas, siempre situadas en lugares frecuentados por las grandes fortunas: la estación montañosa de Courchevel, Cannes, Saint-Tropez y Biarritz. Desde su primer robo, en el 2001, las panteras rosas han encadenado unos 80 atracos amasando un botín cifrado en más de 100 millones de euros.

No hay fortaleza que se les resista. Mónaco, por ejemplo. Con sus 400 cámaras de vigilancia y 500 policías, el minúsculo principado ha sido objeto de dos golpes de la banda, integrada por unos 150 exagentes de la policía serbia y croata.

También se han atrevido con el lujoso Wafi Mall de Dubaï. Siguiendo un plan tan meticuloso como espectacular, entraron en el centro rompiendo las vitrinas de cristal con dos potentes vehículos. Blandieron sus magnum 357 y, en 90 segundos se llevaron 11 millones de dólares.