El papa Francisco sorprende a diario por su estilo sobrio y campechano, pero demuestra también una gran determinación, tras la exuberancia de Juan Pablo II, que soslayó las reformas, y la severidad de Benedicto XVI, que empezó la limpieza pero tuvo que tirar la toalla. Que se salga con la suya es otro cantar, porque los sectores tradicionalistas protestan cada vez más. "Los cambios fueron pedidos por los cardenales antes del cónclave", ha replicado Francisco.

Así, a los cinco meses de su elección, tres comisiones internacionales y 20 inspectores pasan por rayos X el Estado pontificio y la cúpula de la Iglesia católica, sugiriendo cambios y revolviendo hábitos seculares. La reforma de la curia, el Gobierno central de la Iglesia, y la de todos los organismos económicos vaticanos, empezando por el Instituto para las Obras de Religión (IOR), el polémico banco, son los grandes retos.

DESCENTRALIZACION Apenas un mes después de ser elegido, Francisco nombró una comisión de ocho cardenales. "Nuestra primera labor será la reforma de la curia", confirmó su coordinador, el hondureño Oscar Maradiaga. En octubre acudirán a Roma para debatir sus propuestas, presumiblemente descentralizadoras, y presentarlas al Papa.

En junio, creó un segundo grupo "para conocer la actividad del IOR". Dos días después era detenido monseñor Nunzio Scarano, acusado de intentar introducir ilegalmente en Italia unos 20 millones de euros. Las imágenes del arresto fueron publicadas, un hito absoluto. Pocas horas después, a petición papal, dimitían el director general y el subdirector del IOR. "Habría querido afrontar los temas económicos el próximo año, pero tuve que cambiar de planes", confesó.

Horas antes de viajar a Brasil, el Papa nombró una tercera comisión de ocho laicos y ningún eclesiástico para "reorganizar los entes económicos vaticanos". En ella está Francesca Immacolata Chaouqui, de 30 años y de padre egipcio, experta en lobis y un tanto desinhibida en el uso de Twitter, donde escribió que "Ratzinger tiene leucemia" y "Bertone -secretario de Estado- es un corrupto". "En la curia hay santos y alguno que no es tan santo y estos hacen ruido porque, como sabéis, hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece", dijo Francisco.

EL IOR El capítulo del IOR no es el más difícil, pero sí el más peliagudo, por el uso impropio que particulares e instituciones -incluidas algunas no vaticanas- han hecho de él, causando repetidos escándalos. El banco tiene un consejo de administración supervisado por una comisión de cinco cardenales, y un obispo actúa de enlace. A los cinco el Papa les quitó un sobresueldo de 25.000 euros anuales y el nuevo enlace es Battista Ricca, rector de la residencia-hotel vaticana donde vive Bergoglio.

Tras nombrarle, le dijeron a Francisco que estando en Suramérica el eclesiástico tuvo una relación con un militar suizo. Se ignora si el Papa lo sabía o si escondérselo fue una treta de quienes se resisten a los cambios, pero a una pregunta directa respondió que "una cosa son los pecados, que se perdonan, y otra los delitos". Francisco dijo no saber si el banco seguirá existiendo: "Todo es necesario, pero hasta un cierto punto". Con su presidente, el alemán Ernst von Freyberg, se ha entrevistado oficialmente una sola vez, aunque comparten residencia. En estos días unos 20 inspectores de la sociedad de EEUU Promontory criban una por una las 5.000 cuentas institucionales y las 13.500 particulares. Asimismo, en estos cinco meses el Papa ya ha explicado a más de 100 nuncios lo que deben y no deben hacer.