El papa Benedicto XVI ha llegado poco antes de las diez de la mañana a la catedral de la Almudena, en cuyos alrededores le esperaban multitud de jóvenes, donde presidirá su primera misa en las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ), que está destinada a alentar a los jovenes seminaristas en el camino al sacerdocio.

Previamente, ha confesado, por primera vez en una jornada de este tipo, a cuatro jóvenes peregrinos en el parque del Retiro. A la misa asistirán 4.500 seminaristas, que son los primeros destinatarios de la homilía de esta Eucaristía, la de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote.

La ceremonia ha comenzado con el saludo al Pontífice por parte del cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela --que este sábado cumple 75 años y por tanto deberá presentar su renuncia al Papa--, y el seminarista Pablo Lamata. Es la primera vez que Benedicto XVI visita la basílica de la capital madrileña, que no ha recibido a un papa desde 1993, cuando Juan Pablo II consagró litúrgicamente el templo.

Tras la misa, el líder de la oposición, el presidente del PP Mariano Rajoy, acudirá a la sacristía de la catedral para saludar al Pontífice y mantener un encuentro privado. Confesión íntima La tercera jornada del Papa en Madrid ha arrancado a las 09.00 en el Retiro.

Ahí, ha confesado a cuatro jóvenes, dos chicos y dos chicas elegidos por sorteo, en el que ha sido el acto más íntimo de su visita a la capital de España. Benedicto XVI se ha sumado así a la bautizada como Fiesta del Perdón, en la que 200 sacerdotes de todo el mundo han ocupado otros tantos confesionarios blancos con forma de vela, a los que han acudido durante los últimos días miles de peregrinos para buscar el perdón de sus pecados.

Diferente al resto, el confesionario instalado para el Papa ha sido uno más cerrado para impedir que fuera visible la imagen, tanto del Pontífice como de los cuatro jóvenes que se han confesado ante él. El acto se ha prolongado durante media hora y hasta el parque del Retiro se han acercado cientos de personas para poder ver de cerca al obispo de Roma, que ha llegado en coche oficial y ha abandonado el lugar en el papamóvil.