Visiblemente mejorado, hablando y más delgado, el Papa fue dado de alta ayer y ya descansa en el Vaticano, tras abandonar el Policlínico Gemelli de Roma donde permaneció durante 18 días y se le practicó una traqueotomía para que superase una crisis respiratoria aguda.

El Papa, que en mayo cumplirá 85 años, regresó, según fuentes sanitarias, con la cánula en la tráquea y serán los médicos los que decidan si la mantiene o cuando se la retirarán.

El Pontífice llegó al Vaticano a las 18.36 horas local (17.36 GMT), un cuarto de hora después de abandonar el Gemelli, donde fue despedido por centenares de personas y el personal médico que le ha cuidado.

EL VIAJE El Obispo de Roma viajó en un vehículo monovolumen, sentado delante, al lado del conductor. Detrás le acompañaba su secretario particular, el arzobispo Estanislado Dziwisz, quien en estos 18 días ha permanecido siempre a su lado.

Una cámara de televisión instalada dentro del automóvil y colocada tras el Pontífice mostró como durante el recorrido de los escasos cuatro kilómetros que separan el Gemelli del Vaticano el Papa no paró de saludar y bendecir a los romanos que salieron a saludarle a las calle por donde pasó.

Juan Pablo II entró en el Vaticano por el Arco de las Campanas, tras atravesar la Plaza de San Pedro, bellamente iluminada. Después se dirigió a su apartamento en el tercer piso del Palacio Apostólico.

Aunque según informó su portavoz, Joaquín Navarro Valls, el Papa está deseoso de retomar su trabajo, se espera que la semana próxima la dedique a descansar, teniendo en cuenta que el domingo comienza la Semana Santa.