Se acabó el morbo y el foco deja de estar centrado en Extremadura. José Antonio Monago ya es presidente y ha llegado el tiempo de gobernar. Los reflectores han dejado Mérida e iluminan ya a Pérez Rubalcaba. Que se queden ahí mientras nuestro nuevo gobierno se organiza y pone en marcha la maquinaria, y mientras la oposición se arma. Los extremeños hablaron y los representantes que eligieron han tomado sus decisiones. La democracia ha funcionado, los elegidos por el pueblo se han posicionado y no hay más vueltas que darle. Nada tiene que decir Cayo Lara. Las federaciones son libres para resolver y la extremeña lo hizo. Han intentado torcerles el brazo y no lo han conseguido. Patalear es lo único que les queda a los de Madrid y, como padres severos, apuntan con su dedo acusador a los niños díscolos que han osado desobedecerlos. No es la primera vez que escribo sobre el tema desde que IU se hizo con la llave, y pregunto si debían obedecer a sus dirigentes nacionales o a sus bases en Extremadura. Cada cual tendrá su opinión y yo tengo la mía. Creo que las bases están por encima de los dirigentes. Convocar asambleas para que se definan y luego hacer lo contrario, es despreciar a quienes les han situado en la cúpula de la organización. La dirección de IU en Extremadura ha hecho lo correcto respetando el resultado del proceso asambleario. Es perverso que los partidos que sustentan la democracia no respeten la democracia interna. Así son las cosas. Nunca llueve a gusto de todos y a Cayo Lara el chaparrón le ha dejado tiritando. Ahora para salvar la cara dice que se les abrirá expediente disciplinario. A lo mejor queda solo en eso. Apertura de expediente y larguísima tramitación. Hasta que se pase la pataleta. Es posible. Así sea.