Otro juzgado de Barcelona ha archivado una denuncia por abusos sexuales presentada por un exalumno contra un exprofesor de un colegio de los Maristas. Es el segundo juzgado que en poco tiempo acuerda una medida de estas características y por el mismo motivo: la prescripción del delito por el paso del tiempo. No se ha llegado ni a tomar declaración a las víctimas, a pesar de que el Estatuto de la Víctima señala que en estos casos pueden ser escuchadas. La caducidad de los hechos es la principal baza con la que juegan los acusados (y la orden religiosa, que se ha alineado con la defensa del pederasta confeso y exprofesor de gimnasia Joaquim Benítez) para minimizar los efectos del alud de demandas contra docentes de dos de los colegios de los Maristas en Barcelona: el de Sants-Les Corts y el de la Inmaculada, en el Eixample.

Las 37 denuncias interpuestas contra 10 profesores (dos ya fallecidos) y un monitor de las citadas escuelas se han repartido entre varios juzgados de instrucción de Barcelona. No se han acumulado en un solo órgano judicial porque los presuntos abusos sexuales han sido cometidos por individuos diferentes, afectan a múltiples personas y transcurren en un largo periodo de tiempo. En definitiva, el único denominador común es que los acusados de pederastia eran docentes de colegios de la orden religiosa.

El juzgado de instrucción número 8 de Barcelona archivó hace unos días las denuncias que tres exalumnos habían presentado ante los Mossos contra el que fuera subdirector del colegio Sants-Les Corts, F.M., que fue apartado de sus funciones el 11 de febrero pasado, tras ser incluido en una investigación sobre presuntos abusos sexuales. La jueza requirió a la fiscalía que se pronunciara sobre la prescripción de los delitos y el ministerio público informó a favor del archivo. En este caso, las víctimas denunciaron más de 10 años después de que cumplieran la mayoría de edad (estos delitos caducan cuando la víctima tiene de 23 a 33 años, y depende de la gravedad de los hechos y del Código vigente en el momento).

El juzgado número 4 de Barcelona ha archivado también una denuncia contra A. B., un hermano marista del colegio de la Inmaculada. Esta vez, el carpetazo se dio de oficio y sin consultar a la fiscalía, según confirmaron fuentes de esta institución. El motivo, el mismo: la prescripción del delito. Este religioso fue trasladado de centro al menos tres veces, siempre a raíz de quejas de alumnos silenciadas. "Me llevaba a través de un pasillo muy largo a una habitación y allí me sentaba en su regazo y me bajaba los calzoncillos", relató una de las víctimas de estos supuestos abusos.