Hace quince años emprendiste un vuelo migratorio, un viaje trascendente en esta vida, que no podemos evitar, más tarde o más temprano todos seremos aves surcando el cielo a ese lugar oculto y remoto. Tu ausencia y tu recuerdo están presentes en nuestras vidas para quien como yo no te hemos olvidado. Quería agradecerte tu trabajo como padre y como persona, fuiste parte de la base de los pilares que sostienen nuestra persona y el ancla echada al mar cuando las tempestades nos invaden con su sacudida de olas de problemas. Quiero valorar tu trabajo y tu esfuerzo por sacarnos a todos adelante, empleaste un tiempo innombrable en ello, un tiempo que podías haber empleado en tu ocio, pero las prioridades nuestras siempre fueron primordiales para ti, tanto esfuerzo y trabajo acabaron contigo. Espero que lo que te perdiste de ver, desde algún lugar puedas contemplarlo, tus nietos también te echan en falta, es duro no tener al abuelo con el que ir al parque, el abuelo que cuenta cuentos e historias de una vida que no tiene nada que ver con la que hoy llevamos, pues todo cambia, el tiempo y las personas. Los sentimientos son algo diferente y eso no lo podemos cambiar, por eso te echamos de menos. Al ver las fotos recordamos los días que pasábamos en el campo, en los lugares que visitamos; las fotos de nuestra primera comunión, los banquetes de boda, verte en video es algo especial, es alegre pero también doloroso, los acontecimientos familiares siempre recuerdan que falta alguien, tú siempre eras alegre, te volcabas con todo el mundo, tus amigos también, seguro, te echarán en falta, algunos han quedado en el camino, así es la vida. Sólo quería decir a través de estas líneas que seguimos adelante, porque tú así lo querrías, con una sonrisa dibujada en los labios, y cerrando los ojos nos vemos de vez en cuando en el pensamiento, ese recuerdo grato que fue tenerte a mi lado.

Sólo espero, que la distancia y el tiempo no sean un obstáculo para tu bello recuerdo.

Julio J. Cortés Pulido .