LA FIGURA en honor del primer ser vivo que voló al espacio fue erigido ayer en el centro de la capital rusa. El monumento de bronce, de dos metros de altura, representa uno de los segmentos de un cohete espacial que se transforma en una mano humana, sobre la que yace Laika. La perra se convirtió en precursora de los vuelos tripulados por astronautas tras viajar en el Sputnik 2 en 1957.