Un estudio realizado por Pablo Campra y otros investigadores de la Universidad de Almería sostiene que el llamado mar de plástico, las casi 30.000 hectáreas de invernaderos agrícolas que cubren la comarca del Poniente, en Almería, ha causado un inesperado efecto refrescante en el clima local durante las últimas tres décadas. Y la explicación, como dice Campra, es que los plásticos han modificado el albedo de la zona: el color claro refleja la luz solar hacia la atmósfera y frena el calentamiento.

Mientras que las temperaturas suben en toda España, incluso por encima de la media mundial, en los tres observatorios meteorológicos del Poniente se comportan en sentido contrario, con un descenso de 0,3 grados por década.