El último zarpazo de Fukushima provocó el temor de los vecinos regionales con los que comparte las costas del Océano Pacífico. Pekín se mostró "impactado" al saber que agua contaminada de la central llega al mar y pidió a Tokio información "meticulosa y exacta". Ambos países arrastran una larga experiencia de rivalidades, roces y desconfianzas. También en Corea del Sur ha aumentado la preocupación. Una aerolínea ha anunciado que cancelará los vuelos entre Seúl y Fukushima.