El Prestige y unas 67.000 toneladas del fuel que llevaba yacen ya a 3.800 metros de profundidad en el océano Atlántico, a 261 kilómetros de la costa gallega. Como se preveía, el petrolero se fue a pique a las 16.30 de ayer, horas después de que su dañado casco no resistiera las embestidas del oleaje y se partiera en dos. Antes de sumergirse, sin embargo, el barco derramó otras 6.000 toneladas que amenazan con sumarse a las que ennegrecen el litoral.

Cuando el buque se quebró, los remolcadores intentaron alejar aún más de tierra los dos trozos, hasta que los expertos optaron por practicar un hundimiento controlado. La idea era evitar que la colisión del fragmentado Prestige contra el fondo marino rompiera más tanques de fuel e intentar que la carga aguante en los depósitos sellados.

La sombra de un desastre ecológico mayor al ya existente queda ahora en forma de marea negra frente a toda la costa. Se han vertido casi 10.000 toneladas de combustible, 4.000 de las cuales llevan días destruyendo el medio ambiente y el modo de vida de miles de familias. Las otras 6.000 flotan en el océano amenazando no sólo al litoral gallego, sino también al portugués.

Una marea de 131 kilómetros de largo alerta del problema. El viento soplaba ayer en dirección a la costa con intensidad moderada, pero la meteorología cambiará mañana. La inquietud que se vivía en la Costa de la Muerte se extiende ya a todas las rías.

Unos 200 miembros de la Marina limpian las áreas. La tarea en las playas es delicada porque al sacar el fuel hay riesgo de eliminar la arena, pero lo más laborioso está en las rocas, de difícil acceso y donde el combustible se fija con fuerza.

El vicepresidente Mariano Rajoy, admitió que "la impresión no es buena" en las zonas que visitó ayer. "No vale lamentarse. Hay que tomar medidas con la mayor celeridad", dijo, y se mostró convencido de que el Ejecutivo tomó la mejor decisión al alejar el barco de la costa. También anunció ayudas fiscales para los dannificados.

Para combatir el vertido, el Gobierno ha pedido ayuda internacional y están en camino un barco holandés y otro británico, además de los franceses que navegan ya en la zona.