Un total de 20 robots atienden un restaurante en la ciudad china de Harbin a los que se les han asignado funciones de camareros y cocineros. Los humanoides de diferente apariencia (diez tipologías diferentes) y con la inteligencia suficiente como para entender y responder con diligencia a las ordenes habladas de los clientes están valorados en unos 3.220 euros, aunque no se han dado datos de lo que costará su mantenimiento y puesta al día. Miden entre 1,30 y 1,60 metros, los que actúan como cocineros están preparados para preparar raviolis chinos, hacer los fideos, freír verduras, los que trabaja como camareros entregan pedidos, llevan la carta de platos y bebidas y dan la bienvenida a los comensales, entre otras funciones.

El responsable del restaurante, Liu Hasheng quien también es el director de la Academia de Robots de la provincia de Heilongjiang, de la que Harbin es capital, afirma que los Androides están programados igualmente para condimentar los platos y controlar la temperatura a gusto del cliente. En unas pocas funciones de precisión hay un empleado que les ayuda.

Los robots se mueven en el restaurante montados en una especie de triciclos, en los que portan los distintos platos. Otros esperan a los comensales y mueven sus brazos en señal de bienvenida.

Llegarán a casa

Liu pronostica que en tan solo una década este tipo de aplicaciones de la robótica será muy común incluso en los domicilios particulares donde estarán para realizar distintas tareas, ayudar a los mayores, limpiar y defender el hogar.

Liu destaca que la verdadera importancia del restaurante que ha abierto es introducir los robots en la vida diaria de los ciudadanos.