El príncipe Felipe no llegó ayer con cayado ni capa de peregrino a la colegiata de Roncesvalles (Navarra). Al fin y al cabo, tampoco le hicieron falta, ya que el heredero apenas recorrió a pie los 1.300 metros que separan el alto de Ibañeta --adonde aterrizó en helicóptero-- y el célebre santuario, en el que dio el chupinazo al Año Xacobeo 2004.

A su llegada a Roncesvalles, el Príncipe de Asturias, en esta ocasión sin la compañía de su prometida, Leticia, recibió una calurosa bienvenida de los vecinos, del prior, Jesús Labiano (en la fotografía, a la izquierda, junto al príncipe Felipe y el peregrino Juan Carlos Zapatones) y del arzobispo de Pamplona, Fernando Sebastián.