TYta saben. Aquello de que cualquiera puede ascender hasta rebasar los límites de su propia incompetencia. Lo cual, desafortunadamente, es una tendencia que cumple la mayoría. Si te preguntas si alguna vez has tenido un jefe que supiera lo que hacía o lo hiciera medio bien seguro que has respondido no. Cierto. Casi nunca existen los jefes competentes, aunque haya sitios en los que disimulan bastante y lo parezcan. Por eso propongo huir siempre de los ascensos. Son terribles. Sobre todo porque en esas trayectorias hacia la incompetencia definitiva, encima de lograrla, acabarás enfermo. Hay quien enferma de la cabeza y se toma completamente en serio el papel de su puesto, creyéndose Napoleón . Se vuelven histriónicos e intratables y uno termina por despreciarle, de modo que nunca más vuelves a ser invitado ni al menor café. Hay otros, pelín más sensibles, que empiezan a darse cuenta de su propia incompetencia y se amargan del todo, contrayendo alguna psicopatía de esas tan estudiadas que cursan con dolores de estómago, de cabeza, temblores, alopecias y cien maldiciones más. Lo peor llega cuando caen, demolidos por otro incompetente, porque empeoran de toda su sintomatología. Entonces, solo entonces, es cuando el incompetente despierta lástima. Lo ves tan perdedor que te gustaría abrazarle y llevártelo a comer mientras le secas las lágrimas. Me está ocurriendo con Zapatero . Dan ganas de acariciarle el pelo, arroparle y dejarle dormir con su peluche de cervatillo triste al lado. Si no fuera, claro está, porque su definitiva incompetencia está llevando a la ruina a más de uno. Y porque asoman desde lejos los próximos incompetentes dispuestos al ascenso. Socorro.