TCtuando tenía 9 o 10 años, Kevin Dutton (Londres, 1967), autor del exitoso libro del 2010 Flipnosis sobre el arte de la persuasión, fue a cenar a un restaurante hindú con su padre. A la hora de pagar la cuenta, este dio unos golpes con la cuchara en su vaso, se levantó y dijo: "Gracias a todos por venir; algunos de la vuelta de la esquina, otros de mucho más lejos. Estáis todos invitados a un pequeño cóctel al otro lado de la carretera". Todos los extraños del restaurante aplaudieron, en parte por no sentirse como si hubieran entrado sin permiso a una fiesta. Padre e hijo se marcharon, y el primero explicó al segundo que no iban a ir realmente a ese pub y que, simplemente, su amigo Malcolm acababa de abrirlo.

Las ocurrencias de su padre siempre dejaron inquieto al joven Kevin, que algunos años después --ya convertido en psicólogo de investigación de la universidad de Oxford-- ha escrito un libro, en cierto modo, con intención de saber quién era su padre. No es un libro de recuerdos nostálgicos, de aventuras excéntricas intergeneracionales. En realidad, es un ensayo titulado La sabiduría de los psicópatas (Ariel), en el que trata de discernir qué clase de enseñanzas pueden extraerse de la gente de esta condición. "Nunca he diagnosticado a mi padre como psicópata --explica Dutton--. Pero mirando hacia atrás tenía todos los rasgos claves. No era violento (aunque eso no sea un rasgo definitivo) pero sí temerario, salvaje, sinvergüenza; la vida y el alma de la fiesta; y nunca perdió el control bajo presión. Hacía cosas que ni usted ni yo pensaríamos en hacer jamás. Una Navidad cuando era niño, por ejemplo, le quité el envoltorio a un regalo que me había hecho y lo que me encontré fue... dos pilas. Cuando miré la tarjeta que acompañaba al regalo, decía: Juguetes no incluidos ".

Según el autor existen muchos psicópatas encubiertos en la vida pública, con puestos de poder y capacidad para la toma de decisiones. De hecho, asegura que parecen más preparados para el éxito que la gente normal. "A veces se me pregunta si puedo reconocer a un psicópata solo con verlo", dice Dutton. "La respuesta es no. Pero cualquier profesional que haya trabajado con psicópatas te dirá que puedes captar a un psicópata por un sexto sentido durante una entrevista. Les gusta tomar el control de la conversación, tener una cierta aura glacial (incluso aunque puedan ser extrovertidos), y a menudo mantienen un intenso contacto visual. Los psicópatas también pestañean menos que nosotros (el promedio de pestañeo es un índice del nivel de ansiedad) y eso les da el aire de depredador tantas veces capturado por Hollywood. Desde un punto de vista forense y clínico, en cualquier caso, los psicópatas son diagnosticados usando un cuestionario psico-métrico especial acompañado por una entrevista estructural. No lo intente en casa con su pareja".

Dutton parece una voz autorizada para hablar del caso que acaba de hacer temblar a todo el estado, el del crimen de la niña Asunta a manos presuntamente de sus propios padres. Que fueran adoptivos no es tan importante. "Los padres raramente planean la muerte de sus propios hijos, adoptados o no", afirma. "Sin saber demasiado sobre el estado psicológico de los acusados, que todavía no han sido declarados culpables, sería solo especulación etiquetarlos de psicópatas; los psicópatas no tienen el monopolio en crímenes terribles". Pero el autor añade un dato significativo. "Es interesante anotar que la madre es abogada; y su exmarido, periodista. Dos profesiones que figuran en el top 10 de profesiones psicópatas que confeccioné hace dos años". (También se incluyen presidentes de compañías y oficiales de policía. Entre las profesiones con menos psicópatas destacan enfermería, contabilidad y médicos, aunque los cirujanos están en el top 10 ).

La madre de Asunta, Rosario Porto, fue a comisaría en julio para denunciar un supuesto asalto. Un relato que incluía a un hombre bajo pero fuerte, vestido de negro y con guantes de látex que supuestamente entró en la casa a robar. El policía que la atendió exigió un parte médico de lesiones y ella nunca llegó a entregarlo. "Es importante, creo, no llegar a conclusiones antes de saber sobre su culpa. Todavía no ha sido condenada. Pero si es considerada culpable, debe decirse que la creación de una historia falsa resulta común en cualquier clase de asesino, psicópata o no. Contarse mentiras a uno mismo para salir de entuertos es algo que todos hacemos, no sólo los psicópatas".

Parece difícil extraer sabiduría (al menos positiva) de según qué comportamientos propios del psicópata. Desde luego, el libro de Dutton está destinado a causar controversia o, como mínimo, debate. El autor advierte de que su intención no es hablar de la bondad del asesino: "No hay ninguna sabiduría en tener ciertas características elevadas al máximo. No hay sabiduría en emplear características de la personalidad psicópata por las razones equivocadas en el contexto equivocado; y el asesinato a sangre fría entraría en esa categoría". Por Juan Manuel Freire