Los dos cooperantes que han denunciado al fundador de una ONG catalana por maltratar a menores en un centro de acogida de Etiopía han pedido hoy que se expulse del centro a su responsable, Gil Lossada, a quien acusan de infligir severos castigos y de dejar morir de inanición a una niña que sufría Sida.

La Audiencia Nacional ha admitido a trámite una querella criminal presentada por dos socios cooperantes de la ONG catalana Global Infantil contra su fundador, Gil Lossada, por presuntos malos tratos a menores, abusos sexuales e intrusismo médico en un centro de acogida de Addis Abeba (Etiopía).

En una rueda de prensa en Barcelona, los dos cooperantes, Tomàs Jover y Petra García, han expuesto su sobrecogedor testimonio de los supuestos malos tratos, de los humillantes castigos y de la falta de atención médica y de salubridad con la que Gil Lossada, según su versión, trataba a la mayoría de los 130 menores que están acogidos en este centro. Uno de los casos más graves que han denunciado se refiere a una menor de cuatro años, que se llamaba Teca, y que falleció el pasado 27 de julio después de que, según su relato, Gil Lossada se negara a proporcionarle el tratamiento para combatir el Sida y también se opusiera a que le trituraran la comida para que pudiera ingerir alimentos.

Los dos cooperantes, que estaban acompañados de su abogado, Benet Salellas, han pedido que la justicia española y las autoridades etíopes se pongan de acuerdo para adoptar como medida cautelar la expulsión de Gil Lossada del centro, en defensa de la "integridad física y moral" de los menores que allí residen.

Con más de diez años de experiencia en el mundo de la cooperación, poco podían imaginar Tomàs Jover y Petra García el escenario que descubrirían cuando el mes de junio se trasladaron al centro, que fue creado hace cinco años y que desde entonces ha estado dirigido por el propio Gil Lossada. Según su relato, Lossada les había "seducido completamente" cuando lo conocieron en Barcelona, por lo que no tuvieron ninguna duda a la hora de decidir cooperar con él durante el mes de junio en la capital etíope, donde esta ONG, que cuenta con 300 padrinos y 150 socios, posee su único centro, por el que hasta el momento habían pasado medio centenar de cooperantes, de los que nueve confirman su versión.

A los pocos días, Jover y García empezaron a ver cosas que no les gustaron, hasta que descubrieron que Gil Lossada, según su relato, infligía sistemáticos castigos muy severos a algunos de los chicos y chicas, como por ejemplo tirarles de las orejas, permanecer de rodillas ante un suelo pedregoso durante más de cinco horas, con frío y lluvia, o transportar bloques de hormigón descalzos. También comprobaron cómo Gil Lossada no hacía caso de las indicaciones de la doctora etíope del centro, a la que despreciaba con frases sexistas y racistas, y que era él quien se hacía pasar por médico y hacía exploraciones y tratamientos oftalmológicos, dermatológicos, ginecológicos y de medicina general.

El responsable del centro, según su relato, también obligaba a los menores a hacer sus necesidades en una única letrina que presentaba unas condiciones higiénicas deplorables y a orinar en un cubo, pese a que disponía de unos sanitarios acabados de estrenar que no quería que utilizaran. También les constan las denuncias de algunas menores que dijeron que había intentado abusar sexualmente de ellas. Tras discutir con él y decirle que le denunciarían, Gil Lossada les amenazó advirtiéndoles, según su denuncia, de que "era muy fácil sufrir un accidente" en Etiopía, por lo que se limitaron a tomar fotografías y vídeos a hurtadillas para poderlos presentar como prueba de su pesadilla y de los menores cuando regresaran a España.