Nicolás Sarkozy rechazó ayer la oferta del coronel Muamar Gadafi para mediar con Chad en favor de la liberación de los 16 europeos detenidos cuando intentaban sacar del país a 103 niños. El presidente francés, que defendió la liberación de los periodistas ajenos a la oenegé Arca de Zoë y de la tripulación española, cambió la estrategia seguida hasta ahora. Tras una semana sin dar señales de querer intervenir, el Gobierno francés trabajaba ayer para encontrar una salida negociada con el presidente del país, Idriss Déby, aliado de Francia en una zona clave para la intervención europea en el conflicto de Darfur.

Los nueve franceses detenidos --tres periodistas--, han sido acusados de tráfico ilegal de niños y de estafa. Sobre los siete españoles del avión de la compañía catalana Girget, que debía trasladarlos a Francia, pesa la acusación de estafa y complicidad. Las penas oscilan entre los cinco y los 20 años de trabajos forzosos.

ENFERMERAS Pese a las buenas relaciones de Sarkozy con Gadafi tras la liberación, en julio, de las enfermeras búlgaras con la intervención de su exesposa Cecilia, el presidente prefiere llevar en persona las riendas de la negociación. El jefe del Estado francés distinguió ayer entre la situación de los miembros de la oenegé, cuya actuación, reiteró, era "ilegal", y la de los periodistas y tripulantes españoles que iban en la expedición pero no tienen relación con la actividad.

El presidente anunció que se pondrá en contacto con Déby para intentar "sensibilizarle" sobre la presunción de inocencia de los detenidos ajenos a la oenegé. Tras condenar "sin ninguna ambigüedad" la actuación de Arca de Zoë y precisar que la prueba de que su actuación era ilegal es que cambiaron de nombre --Children Rescue en Chad--, Sarkozy afirmó que tenía "confianza" en el presidente chadiano.

"Hay diferentes problemas. El de los miembros de la asociación, que debe determinar la justicia, el de la tripulación española y el de los periodistas", resumió el jefe de Estado que, para no herir la susceptibilidad de las autoridades de Chad, se limitó a insinuar que dado que la instrucción judicial ha sido abierta en Francia, preferiría que el proceso se realizara en este país.

EJERCICIO DELICADO La defensa de los detenidos constituye un ejercicio delicado para París, que necesita demostrar que no abandona a sus compatriotas para acallar críticas de la oposición y, al mismo tiempo, intenta evitar un conflicto diplomático con Chad. Francia no quiere que el caso afecte a la operación militar que debe desarrollarse en la zona dentro de unos días y de la que es la principal impulsora. De los 3.000 soldados europeos que se desplegarán en el este del país para proteger a los refugiados de Darfur, la mitad son franceses. Déby, que afronta problemas de rebelión interna, dijo que el desembarco de las fuerzas europeas no está comprometido. Pero en este contexto, cualquier desliz puede ser fatal. "Intentamos encontrar un equilibrio entre la soberanía de Chad y el hecho de que se trata de franceses", dice un diplomático.

El origen de Arca de Zoë hay que buscarlo en el tsunami que asoló Indonesia en el 2004. Zoë es el nombre de una niña huérfana por el tsunami. El fundador de la oenegé, Eric Breteau, detenido en Chad, es un bombero voluntario cuyo credo consiste en actuar en lugar de cruzarse de brazos donde "los demás tienen miedo". En su web, Arca de Zoé se presenta como un "refugio para niños" abierto a "voluntarios de todos los horizontes".