Trece años más tarde de su anuncio, el sistema de posicionamiento europeo Galileo, llamado a competir, o más bien cooperar, con el GPS americano, el Glonass ruso y el Compass (o Beidou 2) chino, comenzó a dar servicio ayer con 18 satélites operativos que cubren casi todo el planeta. La red, construida a lo largo de los últimos ocho años y que orbita a 23.000 kilómetros sobre la tierra, es accesible de momento a particulares que dispongan de un dispositivo compatible, a policías y agentes de aduanas, y servicios de rescate y salvamento. Pero no será hasta el 2020 cuando se considere que la constelación esté plenamente operativa con al menos 24 satélites.

«Ahora hay 11 satélites operativos más los dos que se lanzaron el pasado noviembre con un Ariane 5 desde la Guyana francesa, y que se sumarán en breve, y la red irá aumentando con varios lanzamientos previstos hasta alcanzar los 30 satélites que se consideran óptimos», explica Javier Ventura-Traveset, secretario del comité científico asesor del proyecto Galileo y ejecutivo de la Agencia Espacial Europea (ESA).

Actualmente tan solo hay dos móviles en el mercado que incluyan la información que da Galileo en sus sistemas de localización (Aquarius X5 Plus de la empresa BQ, y el Mate 9, de Huawei), que acaba de ser presentado. Pero no serán los únicos. Para saber si un dispositivo es compatible se puede consultar en: http://www.usegalileo.eu/

Pero Galileo, de momento, no estará disponible de forma constante, según explican sus responsables, que recuerdan que los dispositivos compatibles con el nuevo sistema aún se apoyarán durante estos años en el GPS estadounidense, con el que es interoperable. De hecho, Naciones Unidas tiene incluso un programa para promover que los cuatro sistemas de navegación por satélite existentes sean compatibles entre ellos. «Galileo está pensado para ser complementario a las redes GPS y Glonass, pero también para que en caso de desconexión, pudiera funcionar de forma autónoma», señala Ventura-Traveset.

INVERSIÓN DE 10.000 MILLONES / Galileo ahora saca pecho para justificar los 10.000 millones de euros que la Unión Europea invertirá en total en su desarrollo. Se presenta como mucho más preciso que sus rivales, con un margen de error de un metro en el servicio gratuito (frente a los casi 10 metros que da GPS) y de un centímetro en el servicio de pago, al que acceden gobiernos y empresas. El sistema tiene otros aspectos destacables, como la seguridad de sus comunicaciones o la bidireccionalidad, que le permite acotar más y comunicarse en caso de rescate, porque el dispositivo localizado puede replicar.

PARA USOS CIVILES / Al margen del hito tecnológico (un sistema de posicionamiento más moderno, preciso y creado para la industria civil), Galileo es también una gran oportunidad de negocio para las empresas europeas. Cuando se lanzaron los primeros satélites, la Comisión Europea calculó que Galileo tendría un impacto económico de 90.000 millones de euros en los próximos 20 años.

Los responsables de Galileo recuerdan que el servicio está diseñado para usos civiles como la cobertura de los coches en ciudades con edificios altos, frente al GPS que fue pensado para usos militares y que presenta algunos problemas.

Galileo tendrá, asimismo, un uso específico para gobiernos con aplicaciones que permitan reducir tiempos en operaciones de rescate (se puede localizar a una persona en 10 minutos y comunicarse con ella), más precisión en el control de fronteras y en el seguimiento de flotas y vehículos. Y es que sus aplicaciones estarán también en apps de móvil que impliquen localización (desde el Pokémon Go a navegadores de conducción), en navegación asistida y en aquellas que requieren precisión absoluta como la construcción de infraestructuras.

La Agencia Europea de Sistemas Globales de Navegación por Satélite asegura que casi el 40% de los dispositivos electrónicos geolocalizables existentes que se venden actualmente en las tiendas serán compatibles. Los coches nuevos que se vendan en Europa tendrán que incorporarlo a partir del 2018.