El concurso de acreedores en el que se ha sumergido la cadena de hoteles Husa vuelve a situar en el escaparate a Joan Gaspart, un peculiar señor de Barcelona, superviviente de todo tipo de huracanes, desde el palco del FC Barcelona hasta las más variadas poltronas. La trayectoria del hoy presidente de Turisme de Barcelona empequeñece la metáfora de la puerta giratoria dedicada a los políticos que se colocan en empresas privadas después de administrar la vida pública. Da la sensación de que nunca se va de los sitios --aún es directivo de la Federación Española de Fútbol y suma dos décadas en el consorcio turístico--, menos del Barça, de cuyo palco saltó hace ya 11 años.

¿Gaspart, animal político? Sí, aunque ciertamente frustrado. Qué lejos quedan aquellos primeros pasos de la Transición cuando se postuló ante Manuel Fraga como el líder que necesitaba Alianza Popular en Cataluña. El próximo 11 de octubre cumplirá 70 años. El dato biográfico sorprende ante un personaje imborrable en la crónica social, política y deportiva de este país. Hay al menos dos generaciones que han crecido con Gaspart en todas partes, en las portadas de los periódicos, en los programas de radio y en los telediarios.

El aire vampírico de su perfil colabora a la caricatura de un walking dead , un muerto viviente, un zombi, un ser tóxico que supera cada uno de los tropezones que genera él mismo. Y han sido muchos. ¿Setenta años solo? Cuando irrumpió del brazo de Josep Lluís Núñez en la historia del último tercio del siglo XX cumplía 35 años. El dato valdría para el ingenioso tuitero que la noche de los Goya se santiguó al enterarse de que Sara Montiel está muerta. Gaspart está vivo, muy vivo. Aunque no lo parezca.

Familia experta en camas

"Soy conservador, muy progresista y muy catalán". Esta era la declaración de principios, válida hoy como tarjeta de presentación ante esos turistas chinos que tanto anhela, del 9 de noviembre de 1983. También añadía "católico practicante y pecador". Y una tercera, de cuando la despedida del Camp Nou: "Soy irrepetible".

Quienes lo han tratado de cerca lo describen como un trilero que despierta escasas simpatías, un embaucador de medias verdades o mentiras gigantescas, ay si pudieran manifestarse sus empleados más directos, que en cada lugar donde se aposenta intenta gobernar con el decálogo hotelero adquirido en una familia experta en el negocio de las mesas y las camas.

Como si la gestión de un establecimiento cinco estrellas pudiera aplicarse tal cual en el vestuario de un club de fútbol. Como si el maître fuese el entrenador, los cocineros, deportistas de élite, los camareros, utilleros y masajistas. Convencido de que el método para sacar lo mejor de los empleados es sembrar enfrentamiento, cizaña y enredo.

Joan Gaspart, tras 22 años como número dos de Núñez, pasó a la historia del Barça como el presidente con el que el club no ganó un solo título en tres años (2000-2003). Casi al mismo tiempo que ganó las elecciones al publicista Luis Bassat, Luis Figo fichó por el Madrid. De aquel tiempo infausto quedan fichajes bárbaros (Overmans, Petit, Saviola, Riquelme...), una huida (Guardiola) y una catastrófica gestión. La junta de Joan Laporta perdonó a Gaspart el enorme agujero económico que dejó en las arcas del club, y del que hoy pocos se acuerdan. No se atrevieron a sacudir las alfombras, en contra de lo prometido por aquellos opositores del Elefant Blau.

Como empresario, allí está el concurso de acreedores anunciado esta semana para llegar a una conclusión parecida. Un veterano del periodismo rescata del disco duro unos versos de Josep Maria de Sagarra que condensan el diagnóstico por tierra, mar y aire: "Hem menjat amb molta gent, a vegades amb gentussa, però mai tan malament com als hotels dels Husa". Probablemente sea una exageración del malvado reportero, pero también es cierto que son escasos los clientes que salían relamiéndose de los restaurantes de la cadena.

De la memoria y los archivos brotan situaciones, anécdotas, que bien pueden ayudar a componer el retrato del personaje.

1. Mayo de 1992, el entonces vicepresidente del Barça jura que si el equipo de Johan Cruyff, el dream team , conquistaba en Wembley la Champions, se bañaría en el Támesis. Culé enfermizo, hincha y directivo, cumple su palabra aunque blandamente, con un chapuzón miedica. Una unidad de TV-3 recoge la escena en la noche londinense. Gaspart en bañador en una orilla del río pegando una carrera de ida y vuelta. Blaugrana al vent.

2. En la celebración de una de las cuatro Ligas de Cruyff, tras la cena en el Hotel Princesa Sofía, el vicepresidente se suma a la conga formada por los jugadores y sus familias. Queda para la posteridad de la videoteca la versión de La puerta de Alcalá , de Víctor Manuel y Ana Belén, en boca de Gaspart: "¡Mírala, mírala, mírala, la puta de Alcalá!". El bramido de un antimadridista tan caritativo y tan cristiano.

3. Que el negocio de la hostelería lo llevaba en la sangre queda bien claro en un recuerdo de la mili, publicado en este diario en enero del 2000. El soldado Joan Gaspart (17 años en 1961) disfruta de la protección de un coronel que acertó aprovechándose de la formación del recluta. El mismo Gaspart celebra el día que consiguió montar un aperitivo para los militares en el Hotel Avenida Palace que, por supuesto, pagó "papá".