A las ocho de la mañana del pasado domingo 18 de septiembre el domicilio que compartían María José y José María -Chema- en la población costera de Premià de Mar (Maresme) saltó literalmente por los aires. La mujer falleció y el hombre quedó malherido. Dos semanas más tarde, el humo que se generó en la fuerte explosión todavía sigue sin disiparse del todo. La muerte de Chema, confirmada el pasado sábado por los servicios médicos del Hospital del Vall d’Hebron, ha evaporado así la manera más sencilla para despejar la causa que originó el tremendo estallido.

Los rumores sobre un supuesto crimen machista enmascarado con la deflagración corrieron rápido por el pueblo. Las dos vías que los Mossos d’Esquadra tienen para acreditar estas habladurías (la autopsia y la inspección ocular de los escombros), de momento, no las confirman. La autopsia practicada al cadáver de María José no lo aclaró.

La inspección, que ya se ha realizado, todavía no ha aportado tampoco ningún resultado que se pueda considerar concluyente. No hay constancia de denuncias judiciales de la mujer contra el hombre por malos tratos.

HOMBRE DESNUDO / De la explosión de este bloque de Premià de Mar, que además de cobrarse las vidas de María José y Chema dejó heridas a 17 personas (todas ya con el alta médica) y mantiene desalojadas a un total de 34 familias, queda para el recuerdo la impactante imagen de un hombre desnudo colgado en la cornisa de un segundo piso.

Desde los balcones contiguos, los vecinos grabaron vídeos mientras le pedían que resistiera. El hombre era Chema, que al morir antes de poder ser interrogado por los Mossos d’Esquadra seguirá sin revelar cómo llegó hasta esa cornisa y por qué estaba desnudo.

Los equipos de emergencia que ese domingo por la mañana se desplazaron hasta el lugar del siniestro lo trasladaron al hospital de Barcelona. El primer parte médico que se emitió indicaba que el herido tenía un 30% de su superficie corporal quemada y que su estado era grave. Poco después, la situación se complicó y su estado pasó a ser crítico. El pasado sábado el hombre terminó falleciendo.

El juez de Mataró que instruye este caso ha decretado el secreto de sumario de todas las actuaciones que se realizan. Desde el comienzo esta medida del juez abrió una brecha entre lo que se comentaba en la calle y lo que oficialmente podía confirmarse.

BEBEDOR / Chema vio el partido de fútbol entre el Leganés y el Barça en el Celler de Premià. Se tomó cuatro o cinco cervezas y se comió un bocadillo de tortilla. Sobre las cuatro de la tarde, se marchó. En este bar lo recuerdan como un «buen tipo» que bebía «bastante» y que siempre pagaba su cuenta.

En el Deportivo, por el contrario, otro local cercano, la propietaria le prohibió la entrada hace cuatro años por armar en ese establecimiento alguna bronca. En el Raconet, situado muy cerca de su vivienda, terminó la noche del sábado.

Había bebido bastante e incluso fue grabado en estado de embriaguez en este bar. El vídeo circula por los teléfonos de muchos de los vecinos del municipio. Antes de marcharse, se despidió de un cliente con las siguientes palabras: «Este abrazo que te doy será el último, la voy a liar». La pareja de este cliente, que escuchó también las amenazas de Chema, ha relatado a este diario que al día siguiente, al saber de la explosión, decidieron explicar a los Mossos d’Esquadra este incidente.

Algunas compañeras de María José, que trabajan como empleadas en un Sorli Discau, aseguraron también a los policías que la mujer había afirmado los días anteriores al suceso que le había dado un ultimátum a Chema. Quería que se fuera de casa porque la relación se había deteriorado y quería romper con él.

Estas y otras declaraciones han disparado los rumores en Premià de Mar, donde algunos vecinos de los fallecidos hablan de que se producían discusiones y gritos frecuentes en ese domicilio.

Los Mossos, que también han escuchado a los hijos que ambos tenían de matrimonios anteriores, las tienen en cuenta pero siguen buscando un indicio que confirme que la etiología de la explosión es criminal. Por el momento, no hay ninguna evidencia que sustancie la amenaza de Chema y el miedo que tenía María José. H