Entretenida la tarde noche que ayer se vivió en Almendralejo, en la que David de Miranda mostró muy buenas maneras y paseó sendas orejas, y en la que el triunfador absoluto fue un Tomás Angulo que cortó tres orejas y dio cuenta de que es un torero que merece muchas más oportunidades por su concepto clásico del toreo y por su forma de estar y componer ante el toro. También salió a hombros Leonardo Hernández, que tiró de veteranía para imponerse a un lote muy complicado.

Pronto muy parado en los medios, esperaba el toro que abrió el festejo y al que Leonardo Hernández clavó con dificultades dos rejones de castigo. Era un Santa Coloma no fácil, pues estaba a punto cumplir los seis años. Buen tercio de banderillas, iba de frente y hacía el quiebro en los medios. Finalizó con las cortas y las rosas y, tras un rejón fulminante, paseó las dos orejas.

Cárdeno salpicado el cuarto, segundo de Leonardo Hernández, con cuajo y musculado, era un precioso santacolomeño. Mas todo era fachada porque el toro era manso de solemnidad, con indisimulada querencia a tablas y a la puerta de toriles. Porfió Leonardo en un tercio de banderillas muy deslucido. Le esperaba el animal y todo lo tenía que hacer el rejoneador.

Terciado y abrochado de pitones el primero de Tomás Angulo. Toro complicado para torear con el capote, se metía para dentro, voluntarioso el de Llerena y muy buenas la media de remate y la revolera con la que abrochó el quite por chicuelinas.

Comienzo de faena con muletazos de rodilla genuflexa llevando al burel hacia delante. Inicio de sabor y efectivo. En los medios, en redondo, serie muy conseguida, siguió por el pitón derecho, que era el mejor de un animal noble pero de muy justa raza. Faena larga, bien planteada, asentado el torero, toreaba despacito y con momentos de buen gusto, con ligazón. Toro rajado al final.

Bajito, acapachado y bien hecho el quinto, al que Tomas Angulo toreó a la verónica con soltura de muñecas. Bueno el toreo de capote de Tomás, también variado en un muy conseguido quite por saltilleras.

Por alto llevaba a ese toro en los primeros compases de la faena. Después lo muleteó con la diestra, series de calado y de mucho eco en los tendidos, muletazos a media altura porque el animal, noble, no acababa de humillar. También al natural, acoplado con un toro que se vino abajo. Gran estocada y dos orejas. Buen torero Tomás Angulo.

De bonitas hechuras el primero de David de Miranda, un burraco, pelo muy común en lo que proviene de Tamarón por vía del Conde de la Corte, y en una vacada, la de Carlos Charro, que tiene su origen en el Torreón. Toro reunido y abrochado de pitones, que salió abanto pero al que el torero de Trigueros recetó delantales salerosos, preciosa la larga de remate.

Estatuarios de inicio, David de Miranda consentía a un toro que tenía nobleza. Faena realizada por ambas manos de muletazos limpios, encajado el torero, muñecas sueltas, se iba y componía con el toro. Al final, muletazos de uno en uno, muy metido en el terreno del astado, arrimón sincero y voltereta sin consecuencias. Concluyó con manoletinas de mucho ajuste. Estocada y muerte de bravo del de Carlos Charro. Oreja.

Con más cuajo el sexto que sus hermanos de camada, fue un animal brutote en el capote de David de Miranda. Perdió las manos y fue protestado, pero tenía hechuras de embestir. Y embistió en la muleta con la clarividencia del torero de que no podía atacarlo en exceso. Ese no poder bajarle la mano dio lugar a un trasteo en el que hubo encaje, limpieza y ligazón. Oreja que le permitía la salida a hombros.