Los vecinos de Palma de Mallorca se despertaron ayer entre cascotes, árboles arrancados de cuajo, vallas publicitarias retorcidas y naves industriales desmanteladas por la tormenta que el jueves azotó la ciudad durante 20 minutos. La alcaldesa, la socialista Aina Calvo, ha solicitado al Gobierno central la declaración de zona catastrófica.

Para sustentar esta petición, la alcaldesa ha reclamado a los vecinos que informen al ayuntamiento sobre los daños sufridos en sus bienes. El Gobierno balear puso a disposición de los ciudadanos un teléfono, el 012, para recoger toda la información sobre los perjuicios causados y asesorarles. De momento, el Consejo de Ministros aprobó ayer una serie de ayudas de urgencia para atender a los damnificados de Mallorca, además de los de Andalucía y Extremadura, y hoy está prevista la visita del ministro de Industria, Joan Clos.

El paso de la tormenta deja 120 personas atendidas en urgencias, un vigilante en estado crítico, otra persona grave y un niño hospitalizado tras caer el cartel de un restaurante de comida rápida sobre el vehículo en el que viajaba. Los desperfectos son numerosos, sobre todo, en el polígono de Can Valero.