LA "BUENA SUERTE" hizo ayer que el choque de dos turismos y un autobús, en el que viajaban 48 adolescentes de entre 12 y 18 años, no acabara en una tragedia mayor. Al menos es lo que pensó Raimundo Tomás, jefe de bomberos de Torrevieja (Alicante), al ver la escena del accidente, en el que murieron tres personas, todas ocupantes de los turismos.

Todo comenzó cuando uno de los coches intentó un adelantamiento en una zona con línea continua de la N- 332, en el centro urbano de Torrevieja, y chocó frontalmente con otro vehículo que circulaba en sentido opuesto.