Casi dos de cada 10 ciudadanos creían que las personas migrantes traen consigo más problemas de delincuencia e inseguridad la última vez que el CIS les preguntó por ello. Santiago Abascal, líder de Vox, llegó a afirmar que la mayoría de los delincuentes son extranjeros. El aumento de la criminalidad en ciudades como Barcelona está agitando un discurso xenófobo que a menudo vincula inmigración y delincuencia, un nexo que desmienten estudios científicos y que tampoco apoyan los datos.

En España no existen estadísticas sobre población inmigrante y delincuencia, pero sí es posible conocer la nacionalidad de quienes cometen delitos. Según los últimos datos disponibles, del 2017, los delitos cometidos por extranjeros son un 23,1%; es decir, ni un cuarto de todos los delitos que se cometen en España. Los españoles cometen, pues, tres de cada cuatro. El porcentaje está estabilizado desde hace unos años e incluso presenta una ligera tendencia a la baja desde el 2013, cuando los foráneos eran responsables del 25%.

En cuanto a la población reclusa, la mayoría de quienes habitan las cárceles españolas son del país: solo el 28,1% tiene otra nacionalidad. Y, de nuevo, la tasa se ha reducido en los últimos años: a finales del 2010 llegaron a suponer casi el 40%. En enero del 2019, las cárceles españolas contaban con 16.555 presos extranjeros, lo que supone solo el 0,34% de la población foránea del país. Pero, además, no todos los extranjeros son inmigrantes. Muchos pertenecen a bandas mafiosas o han sido detenidos en España estando de paso.

Más allá de los datos, son varios los estudios científicos que han tratado de medir si hay correlación entre inmigración y delincuencia. Y todos han llegado a la misma conclusión: esa relación causal no existe. Lo demuestra, por ejemplo, el que elaboró en el 2012 la Universidad Carlos III de Madrid, que analizó las tasas de criminalidad y de inmigración teniendo en cuenta también las tasas de desempleo, el nivel de estudios, la concentración de población en zonas urbanas, la edad, el origen de la población inmigrante y el PIB per cápita.

VARONES JÓVENES

El estudio confirmó que no se puede inferir una relación causa-efecto y que existen otras variables como el desempleo, por ejemplo, que influyen de manera más determinante. O el hecho de que la mayoría de los delitos los cometen varones jóvenes, y este es precisamente el perfil sociodemográfico del grueso de inmigrantes en España.

Fuera de nuestras fronteras, un estudio constató cómo los puertorriqueños que vivían en Nueva York presentaban elevadas tasas de homicidios frente a los que vivían en otras zonas de EE.UU, que tienen tasas similares a las de la población originaria. Con la misma procedencia pero asentados en áreas distintas las tasas de delincuencia también eran diferentes. La condición de migrante no es la que determina la inclinación a delinquir.