El incendio declarado ayer en la zona de Benirràs, en el municipio ibicenco de Sant Joan, sigue activo después de quemar unas 150 hectáreas, causar tres heridos y obligar a desalojar a 1.500 personas, 25 casas, un hostal y 300 coches de una cala. El presidente del Gobierno balear, Francesc Antich, lo calificó de "desastre ecológico" por ser una zona de gran valor natural y confió en que el fuego quede controlado en las próximas horas. Unos 300 efectivos --100 de ellos de la Unidad de Emergencias del Ejército (UEM)--, apoyados por 11 medios aéreos trabajaron ayer para controlar las llamas.

El consejero de Medio Ambiente del Gobierno balear, Gabriel Vicens, anunció que se tendrán que acometer actuaciones para recuperar la zona cuanto antes.

Las autoridades autonómicas y estatales eludieron ayer pronunciarse sobre las posibles causas del incendio y las sospechas de que haya sido intencionado. "De momento, no es prudente revelar nada", zanjó el delegado del Gobierno, Ramón Socías, tras descartar que el origen estuviera en la fiesta de los tambores, que se celebraba en la cala de Benirràs y en la que participaban unas 1.500 personas. No obstante, el responsable insular de Medio Ambiente, Albert Prats, apuntó como principal hipótesis la explosión de uno de los coches aparcados cerca de la cala.