El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha criticado duramente este viernes los abucheos contrarios al Estado de Derecho que un nutrido grupo de sindicalistas profirieron contra la jueza instructora del escándalo de corrupción de los ERE, Mercedes Alaya, cuando tomaba declaración a algunos compañeros implicados en el caso. Los afiliados de UGT y CCOO se congregaron durante la jornada del jueves ante los juzgados de Sevilla, donde iban a prestar declaración los detenidos en la segunda fase de la operación Heracles, e insultaron a Alaya con gritos de "hortera", "fea" o incluso "pepera".

En un comunicado hecho público este viernes, el alto tribunal autonómico señala que estas quejas revelan "una falta de aceptación de las reglas básicas de un Estado de Derecho", como "la independencia judicial y su respeto frente a todo tipo de presiones". Así, el TSJA lamenta las actitudes "cercanas al acoso a una autoridad judicial" y las "injustificables descalificaciones personales" dirigidas contra la magistrada, y recuerda que los tribunales tienen "cauces suficientes y adecuados" para garantizar la defensa de cualquier persona envuelta en una causa penal. Unos cauces que sirven además para "manifestar la discrepancia o crítica con cualquier decisión judicial".

También el fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, ha rechazado "terminantemente" estos abucheos, subrayando además la "imparcialidad" e "independencia" de la jueza Alaya en esta instrucción. Torres-Dulce ha expresado su respeto al derecho de los sindicatos a manifestar una opinión crítica contra una decisión judicial, pero ha insistido en que las formas de expresar las críticas o las disidencias "en modo alguno pueden sobrepasar ciertos límites que muy posiblemente se sobrepasaron ayer en Sevilla".

En esta línea, el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Diego Valderas ha dicho entender como "normal" la crítica a los poderes democráticos, entre ellos la justicia, aunque rechaza los insultos personales y las descalificaciones porque "esa no es la vía democrática". Así, entiende que "para ejercer una crítica nunca hay que llegar al insulto personal".