Los riesgos asociados a atentados terroristas o sabotajes quedarán excluidos de las pruebas de seguridad de las centrales nucleares de la Unión Europea (UE), que se iniciarám el próximo 1 de junio, según el compromiso alcanzado por la Comisión Europea con los gobiernos de los Veintisiete.

A pesar de todas sus declaraciones públicas, el comisario de Energía, Günther Oettinger, ha tenido que plegarse a las exigencias de Francia, Gran Bretaña y otros países de excluir los riesgos terroristas de las pruebas de resistencia.

El Ejecutivo comunitario en su comunicado aún insistía en que las pruebas abarcarían también "los ataques terroristas". Pero Oettinger, en la conferencia de prensa, tuvo que reconocer que "los ataques terroristas no se pueden considerar como parte de la responsabilidad de estas pruebas de resistencia".

Los exámenes de las 143 centrales nucleares que hay en la UE se realizarán sobre "una base voluntaria" en los 14 estados comunitarios con este tipo de instalaciones.

Las pruebas consistirán en unos cuestionarios a los que deberán responder los operadores de las centrales sobre su capacidad de hacer frente a inundaciones, terremotos, fallos humanos o accidentes aéreos. Esos cuestionarios deberán ir respaldados por planos, documentos e informes de ingeniería.

Para evitar la repetición de accidentes como el de Fukushima en Japón, las centrales deberán garantizar su capacidad para mantener en cualquier circunstancia de poder detener de forma segura el reactor, de disponer de suministros eléctricos alternativos para mantener la refrigeración del reactor y de evitar cualquier fuga radioactiva.

Los reguladores de cada país examinarán las respuestas de los operadores en base a su legislación, verificarán que son creíbles y emitirán un informe sobre la situación del país. Esos informes serán revisados por equipos europeos.