Roma El Papa celebró ayer con sobriedad su último Angelus, antes de abdicar el jueves, sin dar mayor énfasis a la tradicional cita de los domingos. Ante unas 100.000 personas que a pesar del frío intenso acudieron a saludarle, dijo solo que el Señor le llama "a subir al monte" para dedicarse "aún más al rezo y a la meditación". Añadió que eso "no significa abandonar la Iglesia", sino que seguirá sirviéndola, pero "de una manera más adecuada" a su edad y a sus fuerzas. ROSSEND DOMENECH